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México y el Vaticano: dos décadas de relaciones diplomáticas

Iglesia y Estado. La visita papal es un motivo de celebración para los católicos, además de un fortalecimiento de las relaciones entre el Estado mexicano y la Santa Sede, renovadas en los noventa

Aunque la Iglesia ha jugado un papel importante en  la historia de nuestro país desde la Conquista, México y la Santa Sede tienen una historia de periodos de incertidumbre que culminaron con la apertura de relaciones diplomáticas en 1992.

De acuerdo con El Papa ama a México, publicación de Carlos Villa Roiz, durante los primeros años de la vida política independiente, la corona española presionó a la Santa Sede para no reconocer a México como un estado después de la promulgación de la Constitución de 1821. A causa de ello, la relaciones fueron inciertas por  cerca de 10 años hasta su reconocimiento diplomático en 1831.

El clima político entre México y la Santa Sede volvió a  la crisis con la promulgación de las Leyes de Reforma planteadas por Benito Juárez (1855-1863) que enfatizaban la laicidad del Estado, así como con la entrada en vigor de la Constitución de 1917, la cual contribuyó a frenar el poder que ejercía la Iglesia.
En 1923, el estallido de la Guerra Cristera a causa de las leyes anticlericales  de Plutarco Elías Calles causó la expulsión del  delegado Apostólico de México. Hacia el final del conflicto cristero,  en 1929,  Benito Mu-ssolini y el papa Pío XI firmaron los Pactos de Letrán para reconocer el estado soberano del Vaticano, mientras que en México el panorama de una sana relación diplomática se diluía.

Entre las décadas de los setenta y noventa, los papas Paulo IV y Juan Pablo II gestionaron con  los presidentes Luis Echeverría y Carlos Salinas de Gortari un reencuentro político entre ambos estados.
El reconciliamiento jurídico se logró a través de una reforma constitucional en 1992, en la cual se reconocieron a las Iglesias mexicanas y permitió el establecimiento del Nuncio Apostólico, así como el nombramiento de un embajador mexicano en el Vaticano durante el mandato de Salinas de Gortari.
Después de un siglo de distanciamiento, el denominado Papa Viajero estrechó los lazos desde al ámbito jurídico y diplomático, encumbrando la devoción religiosa del pueblo mexicano a través de la Virgen de Guadalupe y de la frase “México, siempre fiel”.

Los Papas que han visitado México

Juan Pablo II: 1979, 1990, 1993, 1999 y 2002

Karol Józef Wojtyła puso gran atención a las relaciones con México –políticas, eclesiásticas y con la sociedad– y fue el responsable de la reconciliación diplomática. Nuestro país fue el más visitado en Latinoamérica por este Papa. Recorrió 13 estados: Puebla, Oaxaca, Jalisco, Nuevo León, Estado de México, Veracruz, Aguascalientes, Durango, Chihuahua, Chiapas, Tabasco, Zacatecas y Yucatán, además de sus estancias en la Ciudad de México.

Benedicto XVI: 2012

Ratzinger, nacido en Alemania, sólo visitó México en los ocho años de su cargo antes de su renuncia papal. Fue recibido el 23 de marzo por el presidente Felipe Calderón en el aeropuerto internacional de Silao y sus actividades se concentraron en Guanajuato, con la Plaza de la Paz, el Parque del Bicentenario en las faldas del Cerro del Cubilete y la catedral de la Madre Santísima de la Luz de León como sedes principales.

Francisco: 2016

El representante de la Iglesia católica de origen argentino concentrará su agenda en reuniones con autoridades eclesiástias mexicanas, comunidades indígenas y jóvenes católicos, así como pacientes de un hospital pediátrico de la Ciudad de México y reclusos de un Centro de Readaptación Social, en Ciudad Juárez.

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