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“No bajaré el tono de mis discursos”, dice Trump a votantes

El magnate aseguró que no tiene intención de revertir ninguno de sus planes políticos, incluida la construcción de un muro en la frontera de EU con México

BRIDGEPORT.  Donald Trump dijo el sábado a sus partidarios que no modificará el tono de su discurso  ante los electores, un día después de que su principal asesor garantizó a funcionarios republicanos que el magnate —favorito en la contienda por la candidatura presidencial de esa fuerza política— mostrará más moderación durante la campaña.

«Tener estilo presidencial es fácil, mucho más sencillo que lo que tengo que hacer», declaró Trump ante miles de personas durante un acto político en Bridgeport, Connecticut.

«Aquí, tengo que vociferar y despotricar. Tengo que mantenerlos encendidos, si no se me van a quedar dormidos, ¿cierto?»

Trump reiteró ante la multitud que no tiene intención de revertir ninguno de sus planes políticos provocativos, incluida la construcción de un muro en la frontera de Estados Unidos con México.
«Todo lo que he dicho que haré, lo haré, amigos», afirmó.

El nuevo asesor principal de Trump, Paul Manafort, se reunió el jueves con altos funcionarios republicanos y les dijo que el precandidato, conocido por su personalidad desbordante y bravucona, ha estado «proyectando una imagen».

«El papel que está representando ahora está evolucionando», declaró Manafort.

Horas antes el sábado durante un acto en Waterbury, Connecticut, Trump hizo bromas sobre lo sencillo que es asumir un estilo presidencial, para lo cual adoptó varias expresiones faciales con gesto sombrío. Sin embargo, dijo al auditorio que él tiene capacidad para ser serio y enfocado en las políticas cuando tenga que serlo.

Manafort «dijo, ‘ustedes saben que Donald puede ser diferente cuando está en una habitación’. ¿Quién no lo es?», preguntó el multimillonario. «Cuando estoy aquí hablando con ustedes tengo que ser distinto».

El magnate, favorito en la contienda interna republicana, y la mayoría de sus contrincantes de ambos partidos efectuaron el sábado actos de campaña por cinco estados del noreste en los que el martes habrá elecciones primarias: Pennsylvania, Delaware, Maryland, Rhode Island y Connecticut.

Para los republicanos, en particular, hay mucho en juego en esas elecciones primarias porque Trump pretende ganar las contiendas restantes y alcanzar la cifra de 1.237 delegados necesarios para obtener la candidatura presidencial republicana, mientras que sus contrincantes Ted Cruz y John Kasich buscan frustrarle sus esfuerzos y obligar a que la contienda interna se defina de una convención que se espera sea muy disputada.

Trump volvió a criticar los orígenes de Cruz, como ya lo hizo antes, para dejar entrever que el senador de Texas no cumple los requisitos para postularse a la presidencia.

«¡Rafael! ¡Salió de las colinas de Canadá!», declaró Trump al referirse a Cruz por su primer nombre.
La mayoría de los expertos afirma que Cruz tiene derecho a ocupar la Casa Blanca aunque haya nacido en Canadá de madre estadounidense, aunque Trump ha maniobrado para sembrar dudas al respecto.

Por su parte, Cruz pronunció un discurso el sábado en Pennsylvania ante 1.000 simpatizantes en una secundaria en las afueras de Pittsburgh, y aunque la recepción fue ruidosa, la multitud no supo cómo reaccionar cuando el senador texano abrió su discurso con lo siguiente: «permítanme decir algo que es profundamente doloroso para alguien que creció siendo seguidor de los Oilers de Houston: que Dios bendiga a los Steelers de Pittsburgh».

Cruz dijo que el martes «será un día crucial», aunque también viajó el sábado a Indiana, donde la votación no se efectuará sino hasta el próximo mes. Se cree que Trump es favorito en Pennsylvania, mientras que las profundas raíces evangélicas de Cruz podrían darle impulso en Indiana.

Cruz también refutó las recientes sugerencias de Trump de que construir baños separados para personas transgénero es «discriminatorio» y costoso, al afirmar el sábado que ese asunto debería ser «decisión de la localidad y la autoridad respectiva permitirlo, proporcionar financiamiento para ello».
Por su parte, la favorita de la contienda interna demócrata por la candidatura presidencial del partido, Hillary Clinton, también hizo campaña el sábado en Connecticut.

Durante una mesa redonda con familias de clase trabajadora en New Haven, Clinton hablo de maneras para subir los sueldos, fomentar la enseñanza preescolar y reducir la brecha salarial entre hombres y mujeres.

«La igualdad salarial, no deberíamos estar hablando de este tema en 2016. Es casi vergonzoso», declaró.
Clinton escuchó a trabajadores relatar sus dificultades frente a los empleadores, así como sus penurias debido a sus bajos salarios y embargos de viviendas por no pagar las hipotecas.

«Ha pasado mucho tiempo desde que tuvimos un aumento al salario mínimo nacional» a 7,25 dólares la hora, afirmó Clinton y señaló que el país debería apoyar a las ciudades y estados como Nueva York y California «que tienen disposición a subir la paga a los trabajadores con bajos salarios».

El contrincante de Clinton, Bernie Sanders, pronunció un discurso ante una multitud ruidosa formada principalmente por personas jóvenes en Baltimore, donde criticó a los grandes bancos y puso de relieve sus discrepancias con Clinton en casi todos los aspectos, desde el sueldo mínimo hasta los acuerdos de libre comercio.

Sanders criticó lo que describió como «políticas comerciales desastrosas» y afirmó que este no es un tema atractivo sino importante, al afirmar que «hemos visto el cierre de empresa tras empresa en Estados Unidos en una situación que deja a millones de trabajadores en las calles, personas que apenas ganan para vivir».

«Me opongo a cada uno de esos acuerdos comerciales desastrosos. Ella apoyó casi todos», afirmó en referencia a Clinton ante la aclamación de la multitud.

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