La noche de brujas es el tiempo perfecto para asustarse un poco: ver películas de horror y terror y sentarse a escuchar cuentos que ponen la piel de gallina. México es un país lleno de leyendas, de historias horripilantes y de criaturas fantásticas y aterradoras que quitan el sueño.
Nuevo León no está exento de los mitos de la noche y aquí compartimos algunos que, en su momento, causaron espanto entre los pobladores.
El vampiro de la Carmen Romano
La “aparición” de esta criatura de la noche en varias zonas de Monterrey coincidió, en el otoño de 1981, con el estreno en Canal 5 de la miniserie “Salem´s lot”, basada en el libro del mismo nombre, de la autoría de Stephen King.
Esta historia contaba la llegada de tres extraños caballeros al pueblo de Salem´s lot, Maine. Uno, Ben Mears, un escritor que pasó su infancia en ese lugar y regresaba para hacer una novela inspirada en la Casa Marsten, una vieja edificación, ubicada sobre una colina.
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Los otros dos, eran un vampiro y su fiel guardián. De pronto, Salem´s lot parecía sufrir por una plaga. La gente moría o desaparecía sin dejar rastro, otros eran encontrados muertos sin explicación.
El final de la primera parte de la miniserie era aterradora: un sepulturero, atraído por una misteriosa canción bajaba a la tumba de un adolescente, recién enterrado.
Quita la tierra que cubría el ataúd y el chico, convertido en vampiro, se levanta y muerde al hombre en el cuello.
Todo Monterrey hablaba sobre lo horripilante de la producción que en Estados Unidos se estrenó tres años antes.
Pero de pronto, habitantes de diversas colonias reportaron la aparición de una criatura, similar a un buitre, que recorría los techos de las casas o intentaba ingresar a los hogares, rasguñando las puertas.
Varias vecinas, especialmente de la colonia Carmen Romano, reportaron haber salido, pensando que sus maridos olvidaron las llaves. Cuando abrían la puerta descubrían a la criatura “tan grande como una persona”.
Y trabajadores que salían de sus casas de madrugada también pudieron ver al extraño ser escabulléndose entre las sombras.
El pánico en la colonia aumentó cuando se descubrieron cadáveres de perros con el cuello destrozado. Así comenzó la leyenda de El vampiro de la Carmen Romano.
Inmediatamente muchas casas de la zona y de otras áreas de Monterrey lucían cruces pintadas con cal en las ventanas, además de que en las puertas colgaban rosarios benditos y cruces de palma.
La histeria colectiva empezó a crecer y llegó a los noticieros y periódicos.
Hasta que en su programa dominical “Foro”, el periodista Gilberto Marcos abordó el tema e invitó a un sacerdote quien afirmó que había logrado atrapar al vampiro y lo tenía encerrado en el sótano de una iglesia.
A partir de entonces los habitantes de Monterrey, pero en especial los habitantes de la colonia, recuperaron la calma y no se volvió a mencionar al vampiro que parecía haberse esfumado, tan rápido como apareció.
Inés Perales, el hombre lobo
Casi a finales de la década de 1910, en lo que antes era conocida como Congregación Colombia, Inés Perales, un jornalero, llegó a su casa bañado en sangre. Había sido atacado por un animal en el monte, un lobo.
La bestia le saltó encima y le destrozó, a mordidas y rasguños, el antebrazo izquierdo. Inés, desesperado, tomó una pierda y golpeó con fuerza al lobo en la cabeza hasta que este, herido, terminó internándose en el campo.
La esposa del jornalero curó sus heridas y salvo un episodio de fibre, no parecía haber más complicaciones.
Pero al día siguiente, Inés empezó a desarrollar un dolor de cabeza que se volvió intenso e insoportable. Pese a su malestar salió a trabajar al campo, donde se encontró a un campesino quien, aterrado, volvió corriendo al pueblo y gritando que cuando empezó a oscurecer, Inés lo atacó tratando de morderlo.
En los días siguientes, los vecinos señalaron haber visto a Inés recorrer la orilla del río, gruñendo y comportándose como un animal salvaje. Un nuevo intento de ataque a otra persona alertó a las autoridades.
Hasta que el 19 de octubre de 1918, Longinos García, encargado político del pueblo, envió una carta al subsecretario de gobierno de Nuevo León solicitando ayuda para un hombre que había sido víctima de un “lobo rabioso”.
Mientras tanto, el campesino dejó de ser visto por los alrededores y los rumores de que se había convertido en hombre lobo no cesaban. Ante esta situación, y al no tener respuesta del gobierno, García, acompañado de un oficial, visitó la casa del jornalero.
Poco antes de llegar escucharon un aullido largo, poderoso y lastimero. No era nada parecido al aullido de un perro o de un lobo. Los Perales no les dieron acceso por lo que haciendo uso de su autoridad, García ingresó a la casa para encontrarse con un cuadro aterrador:
Inés estaba encadenado, traía el cabello y la barba largos y no se parecía en nada a la persona que García llegó a conocer.
El hombre lanzaba mordidas al aire y se comportaba como una bestia furiosa. No se sabe cómo, pero Inés fue trasladado a las celdas municipales donde se le encerró. Ahí su actitud se hizo más agresiva. Atacaba a quien intentara acercarse lanzándose contra los barrotes de la prisión.
Se rumora que no comía hasta que le lanzaron carne cruda de caballo y de burro, las cuales devoraba con rapidez.
No dejaba de aullar por las noches y a cada momento su ira aumentaba.
Un día, García escribió nuevamente al subsecretario de gobierno para informarle que el hombre había muerto, aunque nadie vio su cadáver. La leyenda dice que escapó o que en un acto de misericordia, para acabar con su sufrimiento, recibió un par de balazos.
Nunca más se volvió a saber de él y la familia se fue del pueblo. Pero se recuerda que, por años, en las noches de luna llena, se escuchaban aterradores aullidos en el monte cercano a Colombia.
La bruja de Guadalupe
La madrugada del 16 de enero de 2004, el policía de Guadalupe Leonardo Samaniego solicitó refuerzos ante el avistamiento de lo que llamó una “bruja” que descendió del cielo y cayó sobre la unidad que tripulaba.
Samaniego recorría la calle Alamo de la colonia Valle de la Silla cuando ocurrió el extraño suceso.
“Me cayó una persona del cielo, vestida de negro. Y me siguió”, relató el oficial.
Recordó que la bruja apareció en medio de la calle a unos 50 metros de distancia.
“Llevaba las luces de la unidad altas y las torretas de la unidad encendidas”, añadió el policía. “(La bruja) Venía volando… me cayó arriba, pedí apoyo y me siguió volando. Era una mujer alta, güera, vestida de negro, de ojos negros. ¡No me quiero ni acordar!”, reveló Samaniego.
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A 16 años de distancia, Samaniego todavía es invitado por programas en la web para que cuente su experiencia.
Nunca más se volvió a ver a la bruja, aunque los vecinos de las colonias aledañas al Cerro de la Silla, continuaron atestiguando apariciones de seres extraños que aparecen por la noche.