A raíz del percance mortal en Hualahuises resurge en Nuevo León un tema que está pendiente desde el año pasado, la regularización de las llamadas “centralitas de autobuses” y los servicios de renta de camiones que ofrecen servicios de viajes y que operan con desorden e impunidad.
Hace 11 meses, la diputada Perla Villarreal, hoy coordinadora del Grupo Legislativo del PRD en el Congreso presentó un exhorto dirigido a la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes Delegación Nuevo León, para que realice y aplique un plan para verificar si las centrales de autobuses, ubicadas en el centro de Monterrey tienen los permisos y seguros correspondientes para poder operar.
Villarreal destacó que es necesario garantizar la infraestructura y seguridad a los viajeros que requieren de este servicio y que estos negocios no sean utilizados con otros fines ilegales que pongan en riesgo la integridad física y material de las personas.
Además, solicitó que la Dirección General de Control Regulatorio y Vigilancia, del municipio de Monterrey realice un operativo para verificar si las llamadas “centralitas” cumplen con lo reglamentado en materia de uso de suelo y en caso contrario, tome las acciones y medidas que considere necesarias a fin de que dichos negocios cumplan con las disposiciones legales.
“Es una lástima lo que pasó en Hualahuises, sabemos que no es una línea certificada (de autobuses). Todas estas cuestiones implican a este tipo de centralitas clandestinas que es una problemática grave, no solo del municipio de Monterrey, ni de Nuevo León; se da en otros estados”, dijo la diputada.
Lo importante en este tipo de casos es la seguridad de los usuarios.Los servicios de las “centralitas” empezaron a proliferar hace aproximadamente 10 años, especialmente en el área de la Alameda Mariano Escobedo.
Ofrecen viajes, en especial, a la Huasteca Potosina y Veracruz, además de servicios de paquetería.
“En este caso (el accidente en Hualahuises) fue por una falta de pericia del chofer, pero hemos visto en estas centralitas, que no sabemos quiénes se suben.
“No se pide identificación, no sabemos qué trasladan. Definitivamente engloba grandes problemáticas que afectan a la comunidad”, añadió Villarreal.
La coordinadora señaló que se trabaja en coordinación con el Centro Cívitas, vecino de las “centralitas” de la Alameda, para saber dónde y cuándo operan.
Además, destacó, se discute la posibilidad de analizar el tema con el secretario del Ayuntamiento de Monterrey, César Garza y con el Control Regulatorio para tomar cartas en el asunto.
“Que se regule en todos los municipios del área metropolitana, que es de donde más salen, y hacer un llamado a las instancias federales que regulan este tipo de cuestiones”.
No obstante, Villarreal señaló que , a veces, los municipios no le quieren entrar.
“Porque es de índole federal y se hace todo un círculo vicioso”.
Por años las “centralitas” operaron a la vista de autoridades. Incluso en la calle Aramberri, entre Villagrán y Amado Nervo ofrecían sus servicios en la acera norte de la Alameda, sin oficina.
Trabajan sin capacitación
Para José Manuel Uribe, operador de una línea de autobuses establecida, los accidentes como el ocurrido en Hualahuises, se dan por falta de capacitación de los choferes.
Uribe tiene 32 años de experiencia como chofer foráneo.
”Muchos (operadores) son jóvenes sin experiencia, se duermen o no tienen pericia para las carreteras”, expresó.
Trabajar como operador de autobús foráneo es una gran responsabilidad, destacó.
“Llevas vidas en tus manos. A veces, te tocan rutas de más de ocho horas en turno nocturno y para poder sacar el trabajo necesitas pericia y preparación”, indicó Uribe.
