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¿Qué es lo que pasa con Pemex y cuál será su futuro?

Los precios internacionales del petróleo se han desplomado pasando de más de 100 dólares por barril a menos de 20 dólares y que en dicha caída México poco ha podido hacer

Mariana Gómez del Campo, PAN

A PEMEX este gobierno la ha dejado morir. Si bien todos sabemos que los precios internacionales del petróleo se han desplomado pasando de más de 100 dólares por barril a menos de 20 dólares y que en dicha caída México poco ha podido hacer, ha habido una enorme cantidad de acciones no implementadas que podríamos considerar una negligencia que han llevado a PEMEX a la peor crisis de su historia.

Esta administración pensó que bastaría con impulsar la reforma energética y cruzarse de brazos para que el sector se transformara. Perdieron de vista que la empresa tenía que emprender acciones audaces para que se adaptara a la competencia más aún cuando el PRI por mezquindad y cálculo electoral impidió que en el sexenio anterior se aprobara una reforma tan necesaria, si ya llegábamos tarde a la cita, el ritmo del cambio debería haber sido muy acelerado, situación que no ocurrió.

Se han mantenido salarios por encima del promedio de México, se continuó inflando la burocracia hasta llegar a 27 mil empleados corporativos, casi el 18% del total de empleados; no se emprendieron programas de capacitación y actualización del personal en campo; se han mantenido las prebendas al sindicato como créditos en condiciones inigualables, reciben combustible y lubricantes de forma gratuita, se cubren viáticos y compensaciones extraordinarias; se les reembolsa el 100% del costo de 135 kilogramos de gas doméstico; se otorgaron 8,750 becas para los hijos de trabajadores; y ni qué decir de los privilegios de la cúpula sindical y de sus 36 secciones.

A esta irracional dinámica interna de PEMEX, hay que añadir la pésima gestión directiva y financiera en los últimos años. Mientras otras empresas en el mundo iniciaron fuertes reestructuras para disminuir su costo de operación, aquí se confiaron por un lado, de las coberturas petroleras contratadas y por otro, permaneció la lógica dañina del monopolio intocable.

Las ganancias de PEMEX son ya prácticamente iguales a sus gastos, por ejemplo, se importaron casi 21 mil millones de dólares de gasolinas mientras que las exportaciones de nuestra producción rondaron los 21.2 mil millones; pero la muestra más clara de la ineficiencia de este gobierno para manejar la crisis es que mientras en EU el litro de gasolina (tomando en cuenta una conversión con un tipo de cambio de 17.18 dólares) es de 10.52 pesos, en México el litro de gasolina Magna cuesta 13.57 pesos, es decir, 3 pesos más.

La pregunta que surge es ¿qué ha hecho el gobierno con esos recursos millonarios adicionales (IEPS) que nos cobra a todos cada que llenamos el tanque de nuestro auto? Son ingresos extra por 114.5 mil millones de pesos. ¿Por qué el gobierno del Presidente Peña Nieto es poco transparente al ejercerlo? ¿Por qué han preferido destinar esos recursos a gasto corriente en lugar de invertirlo adecuadamente para modernizar a PEMEX haciéndola una empresa más eficiente, con menos costos y con solidez ante los momentos de adversidad? ¿Por qué han dejado morir una empresa que era el orgullo de los mexicanos?

La realidad de PEMEX es por desgracia la misma realidad del país. En materia económica este gobierno ha sido un fracaso. Banxico ha señalado que será imposible que el crecimiento de México que se vivió en el sexenio anterior por encima del 4 por ciento ocurra en lo que queda de este. Han apostado por incrementar el gasto pagado con deuda, tres años después anuncian que se “apretarán el cinturón”  cuando lo debieron hacer desde el primer día. A este gobierno le ha hecho falta capacidad, visión y amor por México.

Alejandra Barrales, PRD

Petróleos Mexicanos (Pemex) ha sido pieza fundamental de la economía nacional desde su creación en 1938, por el entonces presidente Lázaro Cárdenas, se posicionó como una de las petroleras más importantes del planeta y empresa clave en el auge del “milagro mexicano”.
Pemex ha sido, por muchos años, el motor de las finanzas públicas del país.

Sin embargo, en la actualidad se ha visto afectada no solo por el cambiante panorama económico internacional, sino también por la compleja coyuntura al interior de su administración, su estructura, su economía y en su infraestructura. Pemex ha sido víctima de su propio éxito desde el primer “boom” petrolero en 1976, hasta años más recientes, cuando se han tenido incrementos que triplican y cuadruplican los ingresos actuales, en otras palabras: no se ha sabido “administrar la abundancia”.
 

Pemex tiene un camino muy difícil por delante, a pesar de que el pasado viernes 4 de marzo se registró una importante alza de 4.10% en los precios de la mezcla mexicana de petróleo, cerrando en 29.05 dólares por barril, su punto más alto desde el 10 de diciembre de 2015.

En su informe financiero de 2015 la empresa reportó pérdidas acumuladas por 521 mil 607 millones de pesos, 97.7 % más de lo registrado en 2014. A esto se suma que nuestra empresa enfrenta un adeudo financiero total de casi 100 mil millones de dólares, y un reciente recorte presupuestal de 100 mil millones de pesos, que puede disminuir significativamente su ritmo de producción –el cual oscila ligeramente por encima de los 2 millones de barriles diarios–, y por lo cual se prevé un recorte de entre 15 mil y 30 mil plazas, para el presente año.

Sin embargo, este panorama sombrío no es exclusivo de México. Los precios del petróleo han bajado en todo el mundo y, de acuerdo con los expertos, continuarán así por un largo tiempo. La sobreoferta de petróleo y la disminución del consumo, mantienen los precios del crudo en su nivel más bajo en años, cotizándose alrededor de 31.65 dólares por barril.

Esta situación, aunada al difícil entorno económico global, ha obligado a los directivos de la empresa a diseñar un plan de ajuste, en el cual Pemex debe funcionar apegado a la realidad, con un marco regulatorio estricto que le permita trabajar en asociaciones y alianzas estratégicas, tal como lo ha anunciado, para ir subsanando sus pérdidas.

No todo está perdido, para salir adelante Pemex tendrá que operar más eficientemente que nunca.
Nuestro país cuenta con los recursos, la capacidad y la voluntad de impulsar el desarrollo. Nuestros ingresos también pueden aumentar sin que tengamos que depender de la renta petrolera.  Debemos enfocar esfuerzos para fortalecer los sectores más productivos de la economía mexicana, como el sector automotriz, el turismo y la inversión privada.

Las medidas para mejorar la situación que enfrenta hoy Pemex ya están en marcha, ahora no debemos perder de vista los resultados de las decisiones que se han tomado para poder reaccionar y evitar mayor impacto negativo en la empresa y, por el contrario, lograr que rinda frutos en beneficio de la misma y de las miles de familias que de ella dependen.

Ana Lilia Herrera Anzaldo, PRI

El primer paso en la modernización  de Pemex se dio al transformarla en una Empresa Productiva del Estado; con el reto ante sí de generar 212 mil empleos entre directos e indirectos, y una inversión de alrededor de 62 mil 500 millones de dólares (mdd).

Como todo cambio de fondo, el de Pemex no se dará de un día para otro.
El anuncio reciente de la liberación de venta de gasolinas a México (un año antes de lo previsto), con el fin de incentivar la inversión privada y consolidar la competitividad en el sector de combustibles, permitirá que en 2018 los precios se liberen totalmente, como está previsto en la ley.

Además, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público anunció un recorte de cien mil millones de pesos para Pemex, equivalentes al 20% de su presupuesto para 2016, que ascendía a 547 mil 560 millones de pesos.  

De esta manera, la modificación del marco legal permitirá a la empresa dirigir sus estrategias de recorte en reducción de plazas y cancelación de jubilaciones anticipadas que, por cierto, representa el mayor ajuste  en costos de operación y gasto corriente.

Hoy es posible hablar de una auténtica modernización de Pemex encausada a la solución de su pasivo laboral, que ha representado 7.5 del PIB nacional, en gran medida ocasionado por la corta duración de los empleos y la edad de retiro de los empleados, lo cual propiciaba un esquema de ineficiencia en el trabajo.

En ese proceso paulatino, hoy Pemex está encaminada a convertirse en una institución que iniciará la operación del Fondo Mexicano del Petróleo para la Estabilización y el Desarrollo (FMP), así que los ingresos petroleros serán transferidos al Fondo.

Por medio de este instrumento financiero, se busca reducir la brecha de deuda que tiene el gobierno federal en torno a Pemex, con un déficit  de más de 45% del PIB nacional.

Recordemos que en administraciones anteriores, Pemex Refinación se vio afectada por constantes paros no programados en sus instalaciones, con lo que se generó muy poca actividad productividad laboral en las refinerías y retrasos continuos en la rehabilitación de las estructuras productivas.

La transformación de Pemex se avizora provechosa para el país y para el futuro de los inversionistas extranjeros, toda vez que la reforma estructural ofrece seguridad jurídica, en adición de que las licitaciones de la Comisión Nacional de Hidrocarburos ofrecerán un campo fértil para el desarrollo de esta industria.

Y finalmente, hay que decirlo con claridad, el reconocimiento por parte de Pemex de la existencia de un hueco financiero ha dado a los proveedores un margen de optimismo, puesto que el inicio de pagos a estos, con una suma de 20 mil millones de pesos, abre un proceso de solución al daño causado desde hace años, y el interés hacia sectores energéticos de índole privada.

 

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