Coherencia medioambiental

Los efectos del cambio de temperatura en el planeta traen consecuencias que están a la vista de todos. Este año en particular afectaron países y regiones que se consideraban fuera de peligro por su desarrollo económico y conciencia en el cuidado del medio ambiente.

Sin embargo, fenómenos naturales que no tenían precedente azotaron ciudades completas y dejaron imágenes muy claras de que el deterioro del planeta no conoce de fronteras y les importa poco la situación financiera de los lugares que destruyen.

Incendios, inundaciones, huracanes y sequías prolongadas causan migración, carestía y la modificación en las condiciones de vida de millones de personas que no puede mantenerse en los sitios donde nacieron.

Es un desafío global que recibe atención pública, pero cuyas respuestas parecen quedarse cortas ante el tamaño de la crisis en la que ya nos encontramos. Debemos cambiar nuestros hábitos de consumo y, sobre todo, de reciclaje y aprovechamiento de los desechos que producimos todos los días, además de dejar de contribuir con la emisión de gases contaminantes a la atmósfera.

Los gobiernos del mundo tienen obligaciones claras sobre lo que debe hacerse, a la distancia dan la impresión de que lo entienden e incluso está convencidos de que se trata del futuro de la única casa que tenemos y conocemos, pero los resultados que arrojan al reunirse para tratar el tema no dejan satisfechos a la mayoría de nosotros.

Apenas presenciamos los compromisos de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y las conclusiones dejan en el aire los remedios inmediatos que deben surgir de la colaboración entre autoridades y ciudadanos.

No obstante, la corresponsabilidad con la que debemos actuar nosotros, como una sola sociedad ocupada en resolver sus conflictos más apremiantes, es un tema que también tratamos poco, sobre todo en los hábitos que necesitamos adoptar para que nuestra huella nociva en el planeta no se expanda.

Seguimos eligiendo no reciclar en la medida que podríamos hacerlo y nuestra forma de separar desechos es aún una asignatura pendiente en una buena parte de los hogares del país. Nuestro consentimiento acerca del uso de plásticos en envases y artículos que consumismos a diario es una muestra de que podríamos tener una preocupación que no corresponde con las acciones que tomamos para resolver el deterioro ambiental.

Que un buen grupo de países se ponga de acuerdo para reforestar el mundo es una noticia positiva, pero cada uno de nosotros trae un déficit personal en cuanto a lo que podría hacer al respecto y no escribo solo de plantar un árbol, sino de iniciar con un huerto familiar, rehabilitar espacios comunes y acordar políticas de cuidado entre vecinos que logren un impacto desde nuestro entorno personal y familiar.

Lo mismo puede hacerse con la forma en que consumimos para aprovechar alimentos, ropa, calzado y muchos artículos que pudiera pensarse que tienen una vigencia menor. Existen muchas estrategias mercadotécnicas que nos impulsan a cambiar constantemente de modelos y modas que llaman a una constante renovación que no es otra cosa que adquirir sin pensar mucho en las consecuencias en el corto plazo, se trate de una bocina portátil o de un automóvil.

Los cambios duraderos inician con una mayoría de personas que está convencida de los beneficios de mantener o modificar un comportamiento que siguen en comunidad. Es el poder de las sociedades y no debe esperar a que instituciones y autoridades estén necesariamente en la misma sintonía, cada uno puede hacer su parte de este momento.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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