El grupo oficialista de morena y sus aliados en la Cámara de Diputados una vez más se sometieron al presidente y han cumplido con sus caprichos sin importar las consecuencias negativas que puedan tener para los mexicanos.
Durante la discusión del Presupuesto de Egresos de la Federación no aceptaron el debate mucho menos un diálogo civilizado y demostraron que les faltan argumentos, pero les sobran insultos.
En el 2020 el Producto Interno Bruto (PIB) tuvo una caída del 8.5% y en 2021 no hemos logrado recuperar estos niveles en la economía. Además, desde el 2018, cinco millones de mexicanos abandonaron la clase media y la pobreza incrementó de 41.9% a 43.9% en el mismo periodo según datos del CONEVAL. Es decir, tenemos 55.7 millones de mexicanos con algún tipo de carencia.
El presupuesto del Estado mexicano debió de haberse pensado para revertir lo que estos tres años han destruido, intentar corregir el rumbo y ayudar a cubrir las carencias de los más necesitados, así como también invertir en proyectos que mejoran la vida de las personas.
Es repugnante que en 2021 se despilfarraron 45 mil millones en la refinería y que ahora se vayan a desperdiciar 63 mil millones de pesos en el Tren Maya durante el 2022, cuando hay millones de mexicanos sufriendo los impactos de la crisis económica y los estragos del Covid-19.
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Por supuesto, el grupo oficialista centralizó todo el presupuesto y ha dejado a los municipios sin financiamiento alguno, esto es un golpe local que impactará directamente en la vida de los ciudadanos. Esto significa menos dinero en banquetas, calles, policías, alumbrado público o servicio de alcantarillado, es decir, servicios básicos indispensables para las familias que ahí viven.
Simplemente no hay propuestas para impulsar el desarrollo en el país sino únicamente el desperdicio interminable de recursos, que por cierto son aportaciones de los ciudadanos, para financiar los grandes proyectos del presidente que cada vez se notan más innecesarios, que no beneficiarán y que solo se han prestado para ser nidos de corrupción del propio gobierno, tal y como lo son los estadios de béisbol.
En Acción Nacional dimos la batalla para que el presupuesto sirviera a las necesidades de los mexicanos, fue por eso que buscamos reducir en 50% el gasto en estos proyectos sin sentido para invertir en carreteras y en seguridad.
Asimismo, es indispensable la creación de un seguro para el desempleo que proteja a todo aquel que pierda su trabajo para que pueda cuidar a su familia. Proponemos recuperar el Seguro Popular que atendía a 53 millones de mexicanos para que nadie se quede sin servicios de salud en medio de la pandemia actual. En México debemos devolver los recursos para la promoción del turismo para que más extranjeros visiten nuestro país y podamos reactivar las economías locales que viven en zonas de atractivo internacional.
Es inaceptable que en un país con una crisis económica y de salud de esta magnitud no exista apoyo para las negocios o respaldo al trabajo. Es inhumano que siga el desabasto de medicamentos en todos los niveles y despiadado que tengamos miles de niños con cáncer sin quimioterapias a pesar de los meses de reclamo y miles de papás desesperados que exigen una respuesta ante un gobierno que perdió la sensibilidad y dejó de sentir el dolor ajeno.
En la Cámara de Diputados morena y sus cómplices están convencidos que cumplir ciegamente con los caprichos del presidente es bueno para México, pero ignoran que sus decisiones provocarán mayor pobreza, sufrimiento y miseria en los mexicanos. Al tiempo…