La Cuarta Transformación secó la primera mitad de su gobierno, delineando la siguiente en los pobres resultados que afectan la economía, seguridad y salud de millones de familias. Y aunque su popularidad dilucida la lealtad de su base política, no refleja la nación floreciente que se prometió hace tres años.
Además, la supuesta aprobación de la actual administración no es muy diferente a la que tenían las anteriores en esta etapa, pues a estas alturas la 4T se encuentra en los 58 puntos, empatando con la aprobación que tenía la primera administración panista a esta altura de su gestión. Por su parte, la segunda administración panista contaba con una popularidad de 52%.
La historia del actual gobierno se sigue escribiendo, pero no en los términos deseados en Palacio Nacional; más bien, queda enmarcada en las fallas a la economía nacional, la cual tiene hacinados a 52 millones de mexicanos quienes no cuentan con la posibilidad de adquirir una Canasta Básica Alimentaria.
Con este balance se desnudan las declaraciones del Tercer Informe de gobierno de la reinante administración, porque si bien es cierto que se recuperaron los empleos perdidos durante la epidemia de coronavirus, la mayoría de ellos son con salarios inferiores a los que se tenían anteriormente.
De acuerdo al INEGI, el sector laboral sufre de subempleo y una creciente informalidad que comprende al 56% de las y los mexicanos. Un sector que en el trimestre sumó 31.4 millones de personas a sus líneas; pero no es todo porque, los datos del Instituto revelaron que 17 millones de mexicanos carecen de una fuente de ingresos y 48 millones están subempleados.
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Todo lo anterior deja un panorama muy desolador en el que la pobreza ha tenido un crecimiento que agregó a 3.8 millones de personas más a sus filas, comparativamente con 2018, mientras el incremento de los alimentos ha tocado precios cercanos al 128%.
La gravedad de los problemas nacionales es tanta que la economía apenas es uno de los temas resaltantes. La seguridad enfrenta otra crisis donde los homicidios se encuentran en el pico más alto de las últimas cuatro administraciones, tomando en cuenta que sólo el 30% de los casos son denunciados. Hasta el momento, el peso de los asesinatos violentos suman más de 36 mil 700 casos, mientras que en la primera administración panista se tocaron arriba de 10 mil, en el segundo gobierno panista, 19 mil 800 y en la anterior administración 20 mil 762.
Los resultados de la 4T dejan a este sexenio como el más violento en 21 años, pero por si fuera poco en el sector salud nada es mejor. Actualmente, hay cerca de 15 millones de nuevas personas sin acceso a la salud, sumando 35 millones mexicanas y mexicanos con una nula capacidad de ser atendidos en caso de alguna enfermedad o accidente.
Pero mientras las urgencias siguen sobre la mesa de Palacio Nacional esperando alguna solución, la Revocación de Mandato se formula en el horizonte como el nuevo reto a enfrentar. Esta es una herramienta que se aprobó con una corrección de la oposición, encabezada por Acción Nacional, en el Senado de la República para afinarla como un derecho de las y los ciudadanos para quitar un mal gobierno.
Y para activarla, será necesario que se recopilen el 3% de firmas, de acuerdo a la Lista Nominal en al menos la mitad de los estados para ser aplicada. Es decir necesitará de la aprobación de al menos 60 millones de personas.
Recordemos que se trata de Revocación y no de Ratificación como políticamente se quiere manejar. No se debe pervertir esta herramienta democrática para usarla como otro medidor de popularidad, porque el reto ahora es cumplir con lo que dice la ley y no con los dichos del partido en el poder.