Sin duda, uno de los proyectos que, por su trascendencia, más se han anunciado por parte del gobierno de México, encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, es la construcción del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, cuya finalidad estriba, por una parte, en resolver diversos problemas, entre ellos: la saturación de tránsito vehicular y de movilidad en la Zona Metropolitana, de forma ordenada, austera y con la capacidad técnica de los ingenieros de la Secretaría de la Defensa Nacional y, por otra parte, contar con un aeropuerto innovador, eficiente y funcional; según información que se tiene, la primera etapa estará lista en este año 2022 y está muy próxima su inauguración.
Este proyecto, al igual que otros de la presente administración (construcción del Tren Maya y la Refinería Dos Bocas), han dado mucho de qué hablar en la opinión pública, sobre todo por personajes y políticos de oposición al gobierno en turno, particularmente por el costo tan impresionante que tuvo la cancelación del proyecto de aeropuerto de Texcoco iniciado por el expresidente Enrique Peña Nieto, así como porque en la construcción de este aeropuerto, participan miembros de la referida Secretaría de la Defensa, cuando, dentro de sus funciones, no estaría expresamente, la de dicha construcción.
Sin embargo, con independencia de las opiniones que existen al respecto, encaminadas a cuestionar el proyecto que nos ocupa, las cuales, en todo caso, son respetables; considero que las y los mexicanos debemos ver el lado positivo de este proyecto que, sin duda, es muy ambicioso e importante para nuestro país, dado que traerá como consecuencia: la generación de empleos que tanta falta le hace a México, el fortalecimiento de la competitividad regional y nacional, así como mayor afluencia del turismo; estoy cierta que la economía de nuestra gente se verá beneficiada.