Recientemente cumplimos dos años de que la vida de los humanos dio un giro de 180 grados. Ya nada es como antes ni nadie se siente como entonces.
Ejemplo de ello son las decisiones que países como Francia, Australia, Filipinas y Alemania, entre muchos otros, han tomado para tratar de proteger a su población: no permitir la entrada a restaurantes, gimnasios, cines, teatros a aquellos que no estén vacunados; detener o multar a quienes no cuenten con su cartilla de vacunación y salgan de sus casas; únicamente permitir la salida a hacer ejercicio en 5 kilómetros a la redonda cuando se está en confinamiento, hasta amenazas de cárcel.
Y así, una larga lista de restricciones que, indudablemente, impactan en el estado emocional de las personas y las llevan a atravesar por el temor a los contagios hasta la frustración de saberse vacunados y, en apariencia, no alcanzar a vislumbrar aún el fin de la pandemia.
Sin embargo, detengámonos un momento a reflexionar sobre quiénes somos ahora. En marzo de 2020 no sabíamos de qué trataba este virus, cómo se propagaba ni qué consecuencias tendría; hoy contamos con más información, mejores herramientas para cuidarnos, vacunas y tratamientos.
Hemos, poco a poco y en la medida de lo posible, aprendido a vivir con la Covid, pero, sobre todo, nos hemos convertido en personas más resilientes, pacientes y fuertes mental y emocionalmente.
Todas las razones anteriores hacen la gran diferencia entre lo que éramos en 2020 y lo que somos en 2022, ahora con la variante Ómicron.
Este viernes, la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, dio elementos que revelan esa diferencia y el aprendizaje en la convivencia con el virus. Contrario a lo que pasó en la segunda ola, cuando la proporción era de una persona hospitalizada por cada 9 positivas, ahora es de una por cada 81.
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Tres razones fundamentan este comportamiento: la vacunación —a diferencia de otros países con una aceptación prácticamente general de la población—, la disminución en la gravedad de la nueva variante y nuestro aprendizaje de las reglas sanitarias.
En la capital nacional no se viven circunstancias que motiven un estado de prohibición, como ocurre en naciones europeas o asiáticas. En lo individual pueden surgir sentimientos de temor o frustración.
Sin embargo, la pandemia también nos enseñó la importancia de la salud mental y a ubicar espacios para la contención emocional, como el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la CDMX, donde más de 110 psicólogas y psicólogos brinda apoyo gratuito, 24/7, a través de su Línea de Seguridad y Chat de Confianza 55 5533 5533.
Porque ya no somos los mismos de hace dos años. Ahora tenemos más herramientas para procesar nuestras emociones y cuidar nuestra salud.