En los últimos meses a nivel internacional, se ha manifestado un fenómeno económico de aumento en los precios que va desde los productos primarios hasta los artículos que se producen de manera industrial.
Esto se debe esencialmente a que la pandemia sanitaria se ha prolongado por más de dos años y en consecuencia se comienza a resentir la carencia de algunas mercancías en el mercado mundial.
Hay que recordar que la oferta y la demanda son factores fundamentales en la determinación de los precios. En ese sentido, lo que sucede a nivel global también ocurre al interior del país.
Adicionalmente, otro factor que incide en los índices inflacionarios es el exceso de dinero circulante, ya que contribuye a incrementar la demanda y por tanto influye en los precios de las cosas.
Por eso, en México contamos con una institución como el Banco de México que tiene como una de sus principales funciones el control inflacionario a través de la política monetaria.
Si bien estamos viviendo una etapa transitoria de aumento en los precios de diversos productos, se está actuando con responsabilidad para evitar que esta dinámica se convierta en un verdadero problema y nos lleve a una situación crítica como la que los mexicanos enfrentamos en los años 80.
La diferencia es que ahora existe una adecuada coordinación entre las instancias gubernamentales responsables de la conducción económica y financiera del país con el propio Banco de México, lo que se traducirá en una pronta estabilización de los precios, junto con la recuperación de la dinámica económica que ya se empieza a sentir como lo muestran los datos de empleo que periódicamente genera el IMSS. La burbuja inflacionaria es transitoria y México regresará rápidamente a los niveles que teníamos antes de la pandemia.