En los últimos años, el panorama político del país ha cambiado de forma radical, algunos políticos lo saben y lo han aprovechado, pero la mayoría, y estoy hablando de los partidos tradicionales, se desdibujan, se pierden en una oposición desmadejada, carente de líderes, carente de ideas, carente de comunicación.
Un partido que se ha sabido aprovechar los nuevos tiempos, las nuevas tecnologías, las nuevas herramientas de comunicación es Movimiento Ciudadano. 2021 fue para los cuadros de Dante Delgado un año próspero, tuvieron un buen desempeño en las elecciones intermedias y algunos de sus candidatos se posicionaron en plazas importantes, como en Nuevo León, con Samuel García y Luis Donaldo Colosio, y Guadalajara.
¿Cuál fue el secreto?: hablarle a la gente, hablar con la gente, saber comunicarse, cambiar de interlocutores.
El gobernador de Nuevo León, Samuel García; el presidente Andrés Manuel López Obrador e, incluso, Donald Trump saben comunicarse, saben transmitir el mensaje, de ahí su popularidad, que en varios casos raya con el populismo.
Samuel ejemplifica de mejor manera este fenómeno. Durante que arrancó el proceso electoral de 2021 comenzó, prácticamente a transmitir su vida en directo en las redes sociales como estrategia para “enterrar a la vieja política”.
El joven gobernador narra que cuando decidió dar el primer paso trataron de desanimarlo. Le dijeron que su municipio, San Pedro Garza García, era un bastión panista. Lo mismo escuchó cuando se postuló para senador. Que no iba a poder contra el PRI. Y precisamente esa pugna, con el tricolor, refleja la visión irreconciliable de la política actual en México.
La proyección del político se debe en primer lugar a su omnipresencia en las redes sociales. También es determinante la popularidad y la habilidad de su esposa Mariana Rodríguez, empresaria e influencer. Tiene un millón y medio de seguidores en Instagram, donde muestra su día a día, de su desayuno al rescate de unos perros abandonados o un tutorial de maquillaje de su firma de cosméticos.
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García utiliza con frecuencia la palabra “entrón”, audaz, porque a todas luces la considera una virtud. Esos atrevimientos le han llevado a enfrentarse en más de una ocasión a las críticas, pero actualmente gobierna una de las tres entidades que más aportan al PIB nacional, una de las tres más ricas del país.
Desde el norte, Samuel García busca convertirse en un contrapeso del gobierno de Andrés Manuel López Obrador y sin duda su triunfo en 2021 lo impulsó como una figura central de la oposición a Morena, quien en los últimos años se ha aprovechado de la desarticulación del PRI y del PAN, poque el PRD ya casi ni existe.
Movimiento Ciudadano ganó sin estructura territorial en Nuevo Léon, ni en Monterrey, ni en Guadalajara, pero su discurso, su comunicación directa derrotó a la “vieja política”, tan rancia que ya ni reacciona.
López Obrador utiliza las mañaneras como el mejor instrumento de comunicación para las masas, fastidia a la oposición y su mensaje llega a sus destinatarios con precisa efectividad. Lo hizo desde que fue jefe de Gobierno capitalino (2000-2006) y lo repite ahora como presidente, a pesar de los esfuerzos de la “vieja política” por censurar su mensaje.
2021 terminó con un panorama político en el que los partidos tradicionales dibujan una oposición desmadejada y carente de líderes, mientras que Morena se agrieta con fuego amigo a medida que corre el sexenio, en tanto que la corriente naranja avanza sin trabas.
Los mejores estrategas políticos lo saben: las personas cuando tienen que elegir miran lo que les une, no lo que les separa. Esta es la apuesta y esto es lo que tienen que entender los políticos que quieren desmarcarse de la “vieja política”.