La mejor amiga o amigo del adicto es su familia. Y brindar atención empática, cercana y despojada de prejuicios es tarea de organismos e instituciones, que ahora tienen la oportunidad de coordinar esfuerzos para llegar a los grupos más afectados.
En la antesala y construcción de escenarios post pandémicos se hacen visibles los efectos del aislamiento social y físico, que, si bien parecen estar registrados en una minoría, demandan atención integral y articulada.
Para algunas personas, el uso de sustancias tóxicas ha sido una forma de escape que, de alguna manera se vio acentuada con la pandemia. Datos del Instituto para la Atención de Adicciones (IAPA) revelan un aumento en el consumo, por ejemplo, de alcohol y cigarro, en 28% y 25% respectivamente.
Si, por un lado, las adicciones crecieron, por el otro también aumentó la solicitud de apoyo. En lo que va de este año y en el 2021, el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México atendió más de 600 reportes por dependencia a sustancias tóxicas. Y en el mes de enero hubo un incremento del 37% en comparación con el mismo del año pasado.
Aunque más de la mitad de quienes buscan asistencia psicológica y emocional son las mismas personas que padecen la dependencia, ni ellas ni ellos están solos. Y esto se refleja en que en dos de cada cinco casos son familiares cercanos (madres, hermanos, padres o abuelos) quienes solicitan orientación y apoyo a la Línea de Seguridad o Chat de Confianza 55 5533 5533.
Los hábitos de consumo revelados en los datos indican una mayor sujeción al alcohol, cannabis y cocaína, que en conjunto representan el 70% de las razones por las cuales buscan el apoyo del Consejo Ciudadano.
Aunque con un porcentaje mínimo, hay registro de adicciones entre menores de edad, pero el mayor nivel de está entre los 18 y 30 años.
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Frente a esta situación se abre una ventana de oportunidad para fortalecer el compromiso social desde la ciudadanía, los organismos y las instituciones, y realizar una intervención útil para las y los jóvenes.
El Consejo Ciudadano y el IAPA comenzaron a tejer una red basada en la comprensión y la atención sin prejuicios, en la cual no se juzgue a la persona que padece la adicción, pues el temor a ser cuestionados limita las posibilidades de buscar ayuda.
Y en esa tarea, los familiares son elemento clave en la identificación del problema y la motivación para enfrentarlo.