Propósito ciudadano

FOTO: ANDREA MURCIA /CUARTOSCURO.COM

Contar con una misma dirección civil es indispensable para resolver los problemas que nos aquejan. Quedarnos solo en la superficie de los temas que nos importan, porque se trata de los retos que debemos solucionar juntos como sociedad, nos podría llevar a cometer el error de estar discutiendo sin fondo y, por lo tanto, también sin sentido.

Cada obstáculo que enfrentamos como ciudadanas y ciudadanos no surgió hace poco y no carece de numerosos análisis acerca de su origen y de sus consecuencias, lo que nos falta es pasar de la protesta a la propuesta y a la acción para resolver de una vez y por todas las situaciones que nos impiden vivir en paz y con tranquilidad.

Para eso es necesario caminar como una sola comunidad, expresándonos libremente, pero con la comprensión de que una cosa es percibir y otra es vivir en la realidad de millones de personas.

Una sociedad que no cierra la brecha de la desigualdad difícilmente puede encontrar salidas a muchos de sus problemas estructurales; un primer paso puede ser comprender que la falta de equidad ha sido una de las causas de una división que tiende a volverse artificial cuando no la impulsa en bien común.

Esa equidad debe reflejarse en el ingreso básico, en servicios públicos de salud y educación accesibles, en empleos dignos y en la posibilidad de convivir en espacios comunes para todas y todos. Las diferencias tal vez empiezan desde la falta de coincidencia entre los diferentes segmentos de la población en muchos lugares que deberían servir como puntos de encuentro.

Tener propósitos comunes, regidos por la justicia social y por la incorporación de una mayoría a mejores condiciones de vida, es darle dirección a una sociedad que comparte los mismos problemas y que, probablemente, se pierde en la discusión de impresiones y no de hechos.

En una época en donde la superficialidad le ha ganado terreno a la profundidad y la coincidencia de puntos de vista es más relevante que lograr propósitos generales, es fácil perder el horizonte y estar enfrascados en la polémica, real o no, de cada tercer día.

PUBLICIDAD

Una pausa para analizar bien qué ocurre y cómo estamos entendiendo los acontecimientos nacionales sería un ejercicio ciudadano sano que ayudaría a que los ánimos se serenaran para dar paso al diálogo bien fundamentado y al debate de ideas que nos merecemos.

El país vive, tristemente, en dos realidades (al menos) que parecen alimentarse solo de las palabras que están de acuerdo con sus percepciones, pero olvidan que existen muchas facetas de nuestra sociedad que no necesariamente son la nuestra.

Entender que una sola sociedad se fundamenta en tener propósitos compartidos y no en pensar lo mismo, nos ayudaría a comprender por qué muchos mensajes que nos llegan no parecen estar en la misma línea con la evidencia que tienen millones de personas sobre lo que acontece.

Es decir, hablemos con quienes no piensan lo mismo que nosotros y busquemos los puntos en común, que hay muchos, antes de concentrarnos en lo que nos separa o tratar de imponer nuestro punto de vista.

Existen muchas evidencias de que aún en este difícil periodo de dos años de pandemia, la ciudadanía ha avanzado hacia un cambio de propósito social en el que la consciencia de que una sociedad más justa y equilibrada es el ingrediente básico para consolidar a un país con justicia, en paz y desarrollándose al ritmo que le permiten sus recursos naturales, de población y de trabajo.

Probablemente nos falta ir en una misma dirección, con los mismos propósitos básicos y la voluntad para llevarlos a cabo sin importar nuestra forma de ver los acontecimientos, porque lo que nos ocupa son los resultados que podemos obtener.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

Tags

Lo Último