La indiferencia mata

La indiferencia mata Foto: Especial

La indiferencia es un sentimiento desagradable. Quienes la experimentan o la manifiestan son individuos poco empáticos, pues son ajenos a lo que ocurre a los demás y, al mismo tiempo, pierden la capacidad de asombro ante todo aquello que les rodea. Por lo tanto, podemos asegurar que ésta se puede considerar la peor de las actitudes humanas.

Aunque también vale la pena profundizar en el aspecto de que éste tiene varios matices que reflejan varios niveles de insensibilidad a los que hemos llegado. Y como botones de muestra de esto podemos tomar los actuales contextos de la pandemia por el coronavirus o la guerra en Ucrania.

Y no, la indiferencia no es algo nuevo. De hecho, podemos decir que ésta es endémica de la raza humana, puesto que históricamente hay infinidad de ejemplos que nos evidencian como seres carentes de empatía y de compasión que lamentablemente (principalmente por el individualismo y el egoísmo) nos hemos ido alejando de los demás para priorizar únicamente lo que nos ocurre a nosotros. Y eso sólo significa una sola cosa: La derrota más absoluta de nuestra especie.

Pero, por principio de cuentas ¿qué es la indiferencia?, ¿cómo nace, crece y se exacerba en los seres humanos? Para empezar, tenemos que partir del punto de origen de este sentimiento que si bien no es bueno ni malo, nos evidencia como individuos de naturaleza neutra o apática y esto sí ya es una cuestión negativa, porque por naturaleza propia los hombres y las mujeres deberíamos tener siempre una disponibilidad emocional para poder ir a lo positivo o a lo negativo.

Pero al no hacerlo, de acuerdo a los especialistas de la psicología, estamos desdeñando nuestras necesidades afectivas más elementales, porque nos estámos negando al placer, al dolor, a la voluntad y a la libertad misma.

Asimismo, cuando involucramos los actos morales que a diario ejercemos, pero que nos negamos a reconocerlos por preferir mantenernos en esos terrenos de la neutralidad, por ende nos estamos alejando de nuestros semejantes y eso nos despersonaliza y nos transforma en personas insensibles. Indiferentes.

Definitivamente la indiferencia se puede interpretar como permanecer inmóviles ante el mundo y lo que ocurre dentro de él. ¿En qué momento y por qué dejamos de sentir atracción y rechazo por la vida y aquello que le sucede a quienes nos rodean?

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La verdad es que se trata de un mecanismo de autodefensa. Los indiferentes lo único que están buscando es no salir lastimados de determinadas situaciones y/o circunstancias. La indiferencia es una barrera para no sentir solor y no salir heridos por algo o por alguien. Las decepciones provocan que muchos cierren sus corazones.

Y la peor manifestación de indiferencia que se puede mostrar es aquella que se ejerce ante o hacia las personas que nos aman y se preocupan por nosotros, porque sea frialdad (que también se puede entender como una actitud de supervivencia) no debe tener razón de ser con aquellos que forman parte de nuestro círculo de afectos.

Para ir erradicando o mitigando esa indiferencia es muy importante que exista apertura emocional y mucha comunicación. Tenemos que dialogar con los demás y también con nosotros mismos respecto a nuestros miedos e inseguridades, porque si logramos desmenuzar y entender aquello que nos genera incertidumbre, malestar, incomodidad y dolor, entonces lograremos ubicarnos en un espectro de endentimiento y pertenencia.

En serio: La indiferencia mata… y nos mata.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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