La devastación que ha traído la invasión de Rusia a Ucrania ha permeado en todos los sectores desde el económico, lo social, lo político, lo financiero y por supuesto el humanitario. El pasado 24 de marzo se cumplió un mes de la invasión de Rusia a Ucrania, en donde las cifras de refugiados y de víctimas mortales se acumula todos los días, el saldo por parte de los combatientes rusos es desconocido -ya que el Kremlin se niega a dar a conocer información oficial- según autoridades ucranianas se encuentra en un rango de 6 mil a 13 mil soldados mientras funcionarios estadunidenses y europeos han declarado que se encuentra en más de 2 mil. Por el otro lado, Volodimir Zelensky admitió que han perdido un poco más de mil 300 efectivos durante los enfrentamientos. Los descensos más sensibles son siempre los de la población civil, según un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la cifra se ha elevado a 690 muertos y mil 143 heridos además advirtió que es solo una estimación, que el número verdadero es mucho mayor.
Las afectaciones han resultado en un éxodo masivo de ucranianos, la suma de los que buscan huir del conflicto aumenta día con día, cifras estimadas por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) dio a conocer que más de 2,8 millones de personas han tenido que abandonar su país, concentrando el mayor número de refugiados en Polonia. También se suman otros países a la lista entre los que se encuentran Hungría con un total de 180,000, Eslovaquia con 128,000, Rumania con 79,000 y Moldavia con 82,000.
Es inevitable exigir respuestas y sobre todo intervención por la paz por parte de la comunidad internacional, hasta el momento, los aliados de Ucrania han impuesto paquetes de severas sanciones buscando vulnerar el sistema económico y financiero ruso. La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ha declarado que están más fuertes y unidos que nunca, intentando solucionar el conflicto por medio de mecanismos económicos que estrangulen al Kremlin evitando así una escalada en los ataques bélicos y sobre todo salvaguardar la integridad de los inocentes. Estados Unidos ha impuesto decisiones históricas sobre el mandatario y exespía ruso, tal y como fue suspender la compra de gas que proviniese de aquel territorio y expulsión del sistema de pagos internacionales SWIFT, la comunidad internacional reaccionó de manera contundente.
Lamentablemente, el gobierno mexicano escudado en que nuestro país es pacifista y que no interviene en asuntos de otros países ha enviado señales contrarias. Por un lado, en la ONU tanto en el Consejo de Seguridad como en la Sesión de urgencia de la Asamblea General de Naciones Unidas la postura ha sido de condenar las acciones rusas. Pero por otro lado, en nuestro país el presidente se limita a decir que él está a favor de la paz y lamentablemente desde el Congreso con nada de empatía ni sensibilidad se instaló el Grupo de Amistad México-Rusia en medio de un discurso fuera de contexto y enviando al mundo un mensaje que no es la postura del pueblo mexicano. Las ideologías de ciertos grupos y personajes cercanos a López Obrador nos ponen en uno de los peores momentos de la política exterior. Es importante recalcar que los parlamentarios a nivel mundial rechazamos lo que está ocurriendo en Europa, es por eso que la semana pasada en el marco de la 144 Asamblea de la Unión Interparlamentaria en donde participamos 178 parlamentos del mundo APROBAMOS una Resolución en la que se aboga por la solución pacífica por la invasión de Rusia a Ucrania, respetando el derecho internacional, la Carta de las Naciones Unidas y la integridad territorial. Esta invasión es injustificable. Lamentablemente es el resultado de la acumulación de poder en un solo hombre; el gobierno mexicano y la Cancillería tendrían que ser muy claros pues en este tipo de situaciones no hay matices, es la guerra o la paz en acciones no en discursos. Al tiempo…