El pasado jueves 24 de marzo, Andrés Manuel López Obrador, como ya es su costumbre, pasó por encima de una de las instituciones más importantes para el país, el Banco de México, ignorando su Autonomía.
Es muy lamentable que el Presidente de la República haya sido quien informó, durante su conferencia mañanera, sobre el ajuste a la tasa clave de interés de Banxico que sufrió un incremento en 50 puntos base, llevándola a un nivel de 6.5%, con efectos a partir del 25 de marzo, decisión que compete a la Junta de Gobierno del Banco de México.
Dijo, “Ayer aquí en México, el Banxico aumentó punto cincuenta por ciento, vamos a tener una tasa de interés de 6.5, cuando aumenta hay menos inversión y se supone que baja la inflación, es un mecanismo de control”. Al presidente le debe quedar claro que quien maneja la política monetaria del país es Banxico.
Esto, primero que nada, es un retroceso a la autonomía del Banco de México, que está establecida en el párrafo sexto del artículo 28 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que dice que “El Estado tendrá un banco central que será autónomo en el ejercicio de sus funciones y en su administración”.
Segundo, que el Presidente de la República haya dado la noticia antes que la Maestra Victoria Rodríguez Ceja, Gobernadora del Banco de México, violenta la autonomía de la funcionaria y menoscaba la posición de una mujer que debe defender su independencia ante el Jefe del Ejecutivo.
Las señales de subordinación no fortalecen al banco central y no prestigian a quien hoy es la Gobernadora, quien debe entender su papel trascendente en un medio de una crisis económica que está viviendo nuestro país.
Este gobierno ha generado 4 millones de nuevos pobres y lamentablemente los mexicanos no tienen la posibilidad de vivir en una mansión en Houston, con una alberca gigante y cine privado, como sí lo puede hacer la familia del presidente. Por ello resulta ser muy necesario proteger la independencia del Banco de México y de todos los organismos autónomos.