Durante la conferencia mañanera del 24 de marzo, el presidente Andrés Manuel López Obrador causó revuelo al informar a los mexicanos que la Junta de Gobierno del Banco de México habría tomado la decisión de incrementar la tasa de interés por 50 puntos base. Más allá del fondo del mensaje, se trata de información sensible que el presidente no está autorizado a revelar.
Semana tras semana nos encontramos con nuevas polémicas sobre lo dicho en las conferencias mañaneras del presidente, en donde aparte de señalar a periodistas críticos y minimizar las crisis que suceden en nuestro país, también se viola la ley sin reserva alguna. La semana pasada, la conferencia mañanera alcanzó al Banco de México.
Periódicamente el Banco de México convoca a la Junta de Gobierno para decidir sobre la política monetaria de nuestro país en pleno ejercicio de su autonomía. Por ser un personaje indispensable en las decisiones de la materia, el Secretario de Hacienda y Crédito Público forma parte de esta Junta de Gobierno para desahogar información relevante y así opinar sobre lo decidido por este órgano autónomo.
Es sabido que el Secretario de Hacienda y Crédito Público debe ser de los más cercanos al presidente por la relevancia del cargo y la sensibilidad de sus decisiones, es sabido que el presidente tiene información privilegiada del Banco de México, pero en un país de instituciones las formas importan mucho y el hecho de que el presidente se haya adelantado a revelar esta información puede ser muy grave para la política monetaria de nuestro país.
Posterior a esta filtración, el presidente nos mostró una postura a la que nos tiene poco acostumbrados, reconoció su error y así la autonomía del Banco de México que nunca debe de ponerse en duda por el bien de las finanzas de nuestro país y por la procuración del entramado institucional de nuestro país. Al final resultó ser una anécdota más de las funestas declaraciones que suceden en las conferencias mañaneras.