La semana pasada, el presidente de nuestro país, licenciado Andrés Manuel López Obrador, dio a conocer, mediante una de sus conferencias mañaneras, que la Junta de Gobierno del Banco de México había tomado la decisión de incrementar la tasa de interés interbancaria a 6.5%.
Al respecto, se generaron múltiples comentarios y algunas preocupaciones, primero, por tratarse de una situación que no tiene precedente y, segundo, porque se estaba vulnerando la autonomía del Banxico, afectando, consecuentemente, la efectividad de la política monetaria en el futuro y la economía mexicana en general.
Es cierto, la Ley del Banco de México, específicamente en el artículo 45, establece que todos los asuntos tratados en las sesiones de la Junta de Gobierno de dicha institución, son confidenciales; ante lo cual, el propio mandatario mexicano, por una parte, ofreció una disculpa a la gobernadora de Banxico y a los vicegobernadores, reafirmando su compromiso de respetar la autonomía de dicha institución y, por otra parte, afirmó que la información que dio a conocer, fue proporcionada por el Secretario de Hacienda y Crédito Público, quien forma parte de las sesiones de dicha junta de gobierno.
Con lo expuesto, considero que, no se afecta la autonomía del Banco de México y tampoco la política monetaria, dado que, en contexto, la determinación del aumento de la tasa de interés fue tomada por la junta de gobierno en ejercicio de sus facultades legales, es decir, no existió intromisión por parte del ejecutivo federal en ésta, simplemente lo dio a conocer en una conferencia de prensa; sin embargo, también destaco que, hay norma expresa al respecto, y en un estado de derecho como el nuestro, las reglas deben cumplirse a cabalidad, sin excepción de autoridad alguna.