El término de posverdad se acuñó hace pocos años, hoy es tan presente que incluso en 2017 fue la palabra del año, según el diccionario de Oxford. Pero ¿qué significa un término tan reciente y por qué es importante? La posverdad es tan relevante que, sin lugar a duda, hoy vivimos en ella. Las plataformas digitales contribuyen a crearla, esta realidad alterna, manipulada, que está construida de verdades a medias, mentiras y mucha opinión personal.
Ante hechos comprobables, buena parte de las personas optan por creer en alguien o en algo como manera de autocomplacencia. Es decir, es mejor aceptar una realidad incomprobable o una mentira, que cuestionarnos si nos enfrentamos a una verdad que posiblemente no nos guste, porque nos hará sentirnos incómodos.
El problema es que la incomodidad que se puede sentir atenta contra aquello que muchos se jactan de defender, es decir, la realidad o la verdad. Es más fácil aceptar sin cuestionamientos lo que diga aquel a quien se le ha dado sin reparo la autoridad de pensar por todos. La palabra de un “líder” vale más que lo que se pueda cuestionar en lo individual. Ante la posverdad no hay más que una única verdad, la suya.
Todo aquello que cuestione, que no complace, será desechado pues atenta contra lo que se quiere creer. Los líderes que mienten de manera constante pero que convencen, son quienes se benefician de esto. Porque aquellos que creen ciegamente en lo que les dicen, no tendrán cuestionamiento alguno para contradecir.
Incluso, si alguien atenta contra lo que algunos consideran verdad, a pesar de tener pruebas y hechos, estás serán desechadas porque mientras no lo diga aquel a quien concedan la autoridad para manifestarlo, no será verdad. No importa qué pruebas existan incluso con ejemplos tangibles, como videos.
El entorno político de hoy es el claro ejemplo de cómo la posverdad se antepone a cualquier realidad. Varios líderes políticos apelan a su empatía para anteponer su narrativa a pesar de estar plagada de mentiras y verdades a medias. El problema es que su popularidad y la fe ciega que manifiestan sus seguidores, les permite continuar creando una narrativa de mentira sin llegar a fin.
Cuestionar y comprobar los hechos antes de asentarlos, es una necesidad humana. No se puede aceptar como real algo que dice un líder, cualquiera que sea, del movimiento que sea ni de la posición política que ocupe. Siempre cuestionar y comprobar, nos hará poder llegar a la verdad, si pasamos de ese proceso a solo decir que sí porque lo dice alguien más, estaremos anteponiendo la posverdad como única verdad y eso es lo más peligroso que nos puede pasar como sociedad.