Opinión

Respirar antes de leer

FOTO: DIEGO SIMÓN SÁNCHEZ /CUARTOSCURO.COM

Para acompañar con: “Feel Alright”, de Poolside

Lo puede decir un ex gobernador o un bolero: la vida no es precisamente un dulce. Se trata de un extraño campo de entrenamiento en el que el común denominador es la incomodidad que da paso a problemas para ser resueltos.

De esa forma, la vida no es otra cosa que una sucesión de instantes puestos para resolver todo tipo de retos sin voltear a ver uno central: ¿para qué?

El acto natural del respirar puede traer algunas pistas. La técnica Surdarshan Kriya, por ejemplo, apuesta a inspirar y espirar muy lentamente, lo que obliga a que esto sea un proceso dedicado y por lo mismo, llevado a cabo como una actividad en sí misma: consciente.

Pero este proceso aparentemente simple, automatizado e inercial —el de la respiración— ha sido revisado y estudiado con seriedad 4 siglos antes de nuestra era.

Por ejemplo, en India hay tratados que describen sofisticadas prácticas para hacer de la respiración un soporte estructural de la salud física y mental. Una de sus conclusiones prácticas es que las inhalaciones y exhalaciones no deberían durar menos de 5 y medio segundos si lo que se busca es el fenómeno completo de la autorreparación. Pero, ¿quién tiene ese tiempo para abandonar su estrés diario?

¿Cuántas veces respiras al día?

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Cuando alguien ha observado una hora su respiración de manera ininterrumpida, nada podrá aburrirlo. Todo aquello que no es la atención en la respiración tendrá un alto potencial para desencadenar algún problema.

Pero llevamos 21 siglos en una era y nos seguimos aferrando a lo que no habría de qué aferrarse. Mientras eso sucede, el desasosiego y el daño propio a la calidad de vida y la salud pasan consentidos y delatados por una respiración vuelta tempestad. La calidad de la respiración delata en buena medida la calidad mental.

Respiramos entre 20 y 25 mil veces al día y difícilmente atinamos a poner atención a uno solo de estos ejercicios. Respirar es un buen retrato de la prisa y la inmediatez. Uno acumula lo que persigue sin siquiera cuestionar su motivación ni reparar en su proceso.

Adelante. A seguir jadeando, pues, y una disculpa por esta interrupción.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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