El domingo pasado se llevó a cabo la consulta sobre la revocación de mandato (no ratificación). Muchos son los comentarios que se han dado sobre el evento, acerca de si hubo o no ganadores. En las plataformas digitales encontramos burlas en un sentido y en otro, datos que según conveniencia, ensalzan tanto el voto duro del presidente como la inmensa abstención que se presentó.
Más allá de que alguna de las partes pueda tener algo de razón en lo que se pretende vender como la única verdad, lo cierto es que nadie ganó, de hecho, todo lo contrario, el domingo 10 de abril el único perdedor fue México. La polarización una vez más acaparó cualquier espacio de diálogo o conciliación. El resultado de la consulta ciudadana no fueron los 16 de millones de votos ejercidos, sino el distanciamiento ciudadano.
Fue lamentable ver cómo la gente celebró como si el país fuera un partido de futbol, con el ánimo de burla, como si el gobernante fuese el peor enemigo o el ídolo inalcanzable. Lo cierto es que ejercer la crítica es parte de nuestra responsabilidad ciudadana, los cheques en blanco no nos ayudan como sociedad. Señalar los errores del gobierno no nos hace menos mexicanos.
La reconciliación pasa por todos nosotros, es una equivocación del gobierno jugar con ese voto duro (por mucho o poco que sea) porque al final del día, un líder en el poder gobierna para todos. Nadie está en contra de un apoyo al presidente, sin embargo, vale la pena recordar que ellos, los gobernantes, van y vienen, pero que la gente es la que se queda para construir.
A nadie le viene bien el encono ni la ideología de paso, porque este momento de la historia es solo un instante que quedará en el pasado. La reflexión profunda es necesaria para poder ejercer como mejores ciudadanos. No es un juego en donde quien genere más apoyo o desapruebo será el gran ganador. No es con burlas como se va a construir un mejor país, quien lo haga, sin duda deja mucho que desear, es una mente limitada.
No ganó Andrés Manuel López Obrador con sus 15 millones de votos, tampoco ganó la oposición con el 80% de abstencionismo, mucho menos ganaron aquellos que creen que subirse al tren de la burla en favor o en contra de un acto político es una brillante idea. Nada más alejado a la realidad que ello.
Perdió el país, perdió la reconciliación, perdimos la oportunidad de generar acuerdos, de tender lazos. La revocación de mandato es un ejercicio que puede ser útil en algún momento de la historia, una vía ciudadana para quitar a un presidente, desafortunadamente perdimos una oportunidad porque no fue el caso. Lo del domingo, fue un acto propagandístico en donde, lamentablemente, perdimos todos, aunque muchos no lo sepan o quieran creer lo contrario.