Primero intentó una reforma eléctrica y la oposición la sepultó en la Cámara de Diputados. Ahora, el presidente Andrés Manuel López Obrador vuelve a las ocurrencias y envió a San Lázaro una reforma en materia electoral, la que seguramente acompañará a la primera en el panteón de las torpezas de la “4T”.
La iniciativa de reforma plantea que el actual Instituto Nacional Electoral sea sustituido por el Instituto Nacional de Elecciones y Consultas que, además, sería el único órgano electoral en todo el país.
Es decir, lo que propone López Obrador es eliminar los llamados Organismos Públicos Locales Electorales (OPLE), lo que saturaría aún más el trabajo electoral.
Además, el disparate de AMLO sugiere que sea la ciudadanía la que elija a las y los consejeros mediante votación popular, que se celebraría el 1 de agosto. Los candidatos serían propuestos por el Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial y el grupo pasaría de 11 a 7 consejeros.
Los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, ampliamente criticados ampliamente por el presidente, también serían elegidos por voto popular.
Viendo el detalle del proyecto de reforma electoral se puede concluir que es absurda, ocurrente e inviable. En pocas palabras, es una nueva locura del Ejecutivo federal, porque en lugar de fortalecer a los órganos electorales, los debilita y les resta autonomía.
Pareciera que al presidente se le olvida que los procesos institucionales han demostrado que pueden tener un árbitro imparcial y altamente reconocido por la opinión pública, por lo que esta iniciativa no es otra cosa que una nueva ocurrencia de un populismo llevado al extremo. Y todo porque al presidente no le gusta que lo regañen, que lo sancionen por violar, reiterada y sistemáticamente, las leyes electorales.
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Al tabasqueño también se le olvida que la independencia lograda con el INE se logró en gran medida tras las protestas que él mismo encabezó luego del fraude en Tabasco EN 1995, donde, por cierto, incendió pozos petroleros.
La propuesta del peje también es una venganza contra los magistrados, que le avalaron la prohibición para que hiciera propaganda sobre la consulta de revocación de mandato que, por cierto, quedó invalidada porque no obtuvo los votos requeridos para ser vinculante.
Al final, la propuesta de reforma electoral que envió López Obrador al Congreso atenta contra el equilibrio de poderes y su única finalidad es desmantelar al INE.
Hace un par de semanas, la reforma eléctrica se estrelló contra el muro de la oposición en San Lázaro. Y esta iniciativa de reforma electoral va para el mismo destino, debido a que a Morena simple y sencillamente no le alcanzan los votos. Por segunda ocasión, Andrés Manuel López Obrador se quedará con sus ansías de venganza, por segunda ocasión perderá.