Opinión

Educación sin altura de miras

Foto: SEP (JOSE PAZOS FABIAN)

Estamos por cumplir 30 años de transiciones de Reformas Educativas sin continuidad y cada vez con menor perspectiva técnica en México. En promedio cada seis años y medio, es decir, cada nueva administración, los Presidentes han propuesto nuevos modelos educativos que no progresan ante las constantes exigencias del mundo.

Muchos señalaban que la Maestra Elba Esther era quien “tenía secuestrada” la educación del país. Pero después de 9 años la educación pública en el país está peor, lo que indica que no era ese el problema de fondo, sino que no ha habido una reforma integral-innovadora basada en análisis y mediciones cuantitativas, y por supuesto, el hecho de que a ello no se le ha dado continuidad ni tiempo a cada modelo para madurar.

Y no sólo parece que cada mandatario quiere imprimir su sello distintivo durante su gobierno, lógicamente el problema es mucho más complejo y multifactorial, y se ha agravado con la terrible pandemia del Covid-19, donde en vez de endurecerse los criterios de evaluación estudiantil por la suspensión de clases presenciales.

La Secretaría de Educación Pública (SEP) emitió un decreto para determinar que no se les debía de reprobar para no retrasar su proceso educativo: como si la educación se tratara de un mero trámite burocrático y no del ejercicio vital de razonamiento que debe sembrarse y desarrollarse para afrontar la vida, más allá de la mera adquisición de conocimientos.

Ha dejado de importar que realmente se dominen los conocimientos necesarios para entender y efectuar cambios en nuestro entorno. Han pesado más los intereses e ideologías de momento que la competitividad, el progreso y el crecimiento económico, produciendo por el contrario que crezcan más las brechas de desigualdad entre quienes pueden pagar una educación más extensa y quienes no pueden.

PUBLICIDAD

Simplemente, durante esta administración, el gasto público educativo será el más bajo de los últimos 12 años respecto al Producto Interno Bruto, lo que refleja el menor uso de recursos para tales fines.

Según datos del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), se destinarán 883,929 millones de pesos para el gasto público en educación, traduciéndose ello de que la prioridad para la cuarta transformación no es pensar en el futuro de México, sino en cuestiones más relacionadas al sostenimiento de sus proyectos y base electoral.

Contrario a las necesidades de momento y a las exigencias del oficialismo, las y los nuevos actores políticos de oposición sí apuestan por hacer de la educación un tema toral para el progreso.

El camino de los criterios opacos y mediocres para evaluar y forjar a las nuevas generaciones, con independencia de la descabellada propuesta de Reforma Educativa de la Cuarta Transformación, que quiere imponer una ideología y no impulsar el análisis crítico que la juventud necesita para decidir y pensar libremente, está destinado a colapsar en una terrible crisis de estancamiento económico, violencia e inseguridad.

Datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) para México en el estudio El estado de la educación, arrojaron que el ingreso de una persona con educación superior puede ser 45% mayor al de otra que solamente tiene educación media superior.

Y es que lógicamente, la educación proporciona destrezas que tanto en el actual esquema nacional e internacional, son mejor valoradas y remuneradas, no limitándose solamente al ámbito científico, sino también al de la cultura y demás campos del saber que los seres humamos somos capaces de desarrollar a fin de solucionar problemáticas y mejorar la calidad de vida del prójimo, tal y como ocurre en los países de primer mundo.

Es una falacia total el supone que un “sentido comunitario” y anti individual forjará mejores personas. Nada corrompe más que el alejamiento de la razón y la propagación de la ignorancia.

En definitiva, si durante las anteriores administraciones hubiera imperado el “amor por México” se habrían otorgado las herramientas para defenderse ante la adversidad, se hubiese proveído calidad a quienes están comenzando a entender el mundo de forma integral y con continuidad. Una educación con altura de miras es la clave para encender el fuego y el potencial que cada persona tiene en sí misma y que a gran escala, tenemos como colectividad.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

Tags

Lo Último