La senadora Indira Kempis responde a la pregunta: ¿Qué acciones deberían aplicarse para combatir el alza de asaltos y la inseguridad que aqueja en las carreteras del país?
La transitabilidad de nuestro país vive uno de sus peores momentos de acuerdo con cifras oficiales y con testimonios de usuarios de las vías de comunicación federales en nuestro territorio. En los últimos meses ha crecido la lista de las llamadas “zonas calientes” en donde el riesgo de ser víctima del crimen organizado es cada vez mayor y de momento no vemos estrategia alguna por parte del Gobierno Federal para mitigar esta situación.
Semana tras semana escuchamos lamentables testimonios de familias y transportistas que son víctimas del crimen organizado por el simple hecho de transitar en las vías federales que conectan a nuestro país, hemos escuchado de lamentables eventos en el Estado de México, Hidalgo, Tamaulipas, Sinaloa, Michoacán, Guanajuato, Zacatecas y Veracruz por mencionar algunos estados en donde la violencia se apodera de nuestras carreteras.
La vigilancia de las vías terrestres federales de comunicación está a cargo de nuestra Guardia Nacional, quien debe siempre velar por la seguridad de la ciudadanía en las zonas federales, cumpliendo la función de la extinta Policía Federal de Caminos, pero la presente realidad de nuestras carreteras es de ingobernabilidad y de un inoperante monopolio de la fuerza por parte de nuestras autoridades.
En 2019 se creó la Guardia Nacional a medida de las necesidades de nuestra nación y a modo según la actual administración con la intención de dotarles de todas las herramientas requeridas para combatir la inseguridad en nuestro país. Sin embargo, la inseguridad es un problema que no solo no disminuye si no que aumenta exponencialmente en perjuicio de civiles que ejercen su derecho a la libertad de tránsito en nuestro territorio.
Hoy en día los mexicanos no contamos con las garantías suficientes para el libre tránsito en nuestro país y no vemos una estrategia en materia de seguridad que busque acabar con este problema de manera eficaz. Se deben tomar cartas en el asunto y garantizar la seguridad de la población como asunto prioritario antes de caer en una crisis insostenible e irreparable. La estrategia de “abrazos no balazos” no ha dado frutos después de casi cuatro años y debemos corregir el rumbo más temprano que tarde.