Este domingo 5 de junio se llevarán a cabo en nuestro país seis elecciones estatales que elegirán nuevos gobernadores en Aguascalientes, Coahuila, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas. El siguiente año habrá dos elecciones más, la joya de la corona incluida, el Estado de México.
Todo parece indicar que Morena, el partido en el poder, se va a llevar al menos 4 gubernaturas, la oposición podría tener dos (Aguascalientes y Durango). El presidente Andrés Manuel López Obrador y su partido deben estar tranquilos, si los números salen como parece estarían gobernando 20 estados del país.
La oposición debe estar sumamente preocupada, mucha gente en las últimas elecciones ha votado por Morena, incluso en las que ganaron, la votación del partido gobernante aumentó, en algunos casos la diferencia fue muy estrecha.
La popularidad de López Obrador no es casualidad, es un hecho que existe y eso se ve reflejado en las votaciones. Pasa a segundo término si un candidato es bueno, malo, corrupto u honesto, porque con la marca AMLO tiene oportunidad de ganar, sin duda riesgoso para los votantes y ciudadanos de cualquier entidad.
El grave problema social es que buena parte de los ciudadanos y votantes se casaron con una marca, un político, un partido. La supuesta honestidad no es tal si no se observa al gobierno que la promulga. La honestidad no se da por decreto, sino por acciones y hechos.
Los políticos no son honestos solo por vestir ciertos colores, tampoco porque lo diga el presidente en turno. Vale la pena revisar los perfiles de aquellos que nos quieren gobernar, porque el país merece más que la popularidad en la toma de decisiones, merece a las mejores mujeres y a los mejores hombres gobernando.
La oposición tiene que trabajar en presentar mejores cuadros, el partido en el poder tiene que trabajar en no nominar impresentables solo por lanzar candidatos y los ciudadanos tenemos que trabajar en saber elegir al mejor, del partido que sea, pero el mejor perfil para gobernar, ese es también nuestro trabajo.