Toma un momento para reflexionar en qué realmente te mueve, te emociona, te conmueve y te hace vibrar hasta impulsarte a perseguir lo que quieres. ¿Has pensado qué es lo que está detrás de tus motivaciones? Porque ahí hay grandes secretos para encontrarte, descubrir a tu verdadero Ser y lo que te hace estar en este mundo. ¿
Cuál es tu móvil: la inspiración o el miedo a sufrir? ¿Trabajas porque tienes miedo de quedarte sin dinero, o porque has aprendido a amar lo que haces y a hacer lo que amas? ¿Buscas una pareja porque tienes miedo de quedarte sola o solo o porque te quieres compartir desde lo más completo de ti?
¿Tienes hijos porque tienes miedo de no ser importante, de no trascender, de no haber logrado nada, o de que nadie te cuide en la ancianidad; porque te dio miedo decir que no y que te rechazaran, o porque en verdad sientes una gran vocación para educar a un nuevo ser humano y podrás ofrecerle lo mejor de la vida?
¿Buscas el éxito y la posición social porque temes no ser alguien y que no te reconozcan; porque frenéticamente tienes la necesidad de tener una imagen aceptada por todos, aunque no se parezca nada a quien eres realmente, o sencillamente dejas que tu brillo natural y tu autenticidad emitan luz propia para dejar tu huella en el mundo?
¿Te relacionas con las demás personas porque te conviene y te comportas de acuerdo a lo que ellos esperan de ti, o te permites ser tú sin temer perder a quien se tenga que ir? ¿Te vistes, te arreglas, hablas y actúas siguiendo los llamados de tu propio diseño interior o te disfrazas de quien crees que será mejor aceptado por el colectivo, pero más lejos de tu esencia? ¿Te importa más ser visible en una red social que en la vida real?
¿Inviertes más en la marca de tu aparato celular que en cosas tan importantes como tu salud física, emocional o mental? ¿Qué te motiva, qué te mueve, qué te hace levantarte cada mañana para hacer lo que haces y ser quien eres? O, como yo suelo expresarlo, ¿cuál es tu zanahoria para el día, y para mañana, y para el mes que entra, y los siguientes seis meses, para un par de años, y para un poco más allá de eso?
Aunque no lo tengas tan claro en un momento dado, es fundamental que traces aunque sea un bosquejo de eso que quieres lograr, de la proyección que quieres darle a tu vida. Haz un ejercicio de reflexión en el que describas aquellas cosas que te producen agrado, gusto, alegría, que se te facilitan y en las que sueles moverte con facilidad, aquello que te hace brillar.
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Después haz una lista de aquellas características, acciones, o habilidades que te cuesten más trabajo. Imagínate cómo aquello para lo que eres estupendo podría contribuir a sacar adelante lo que te cuesta más trabajo. Comprende que el camino de la vida está lleno de subidas y bajadas, de tramos sencillos y otros muy complicados.
Pregúntate: ¿con qué actitud puedo cruzar los momentos fáciles y los difíciles? ¿Qué herramientas tengo para lograrlo? Y algo de suma importancia: ¿Qué me motiva a hacerlo? ¿Qué enciende el motor con el que puedo llegar?
¿Con qué características, lugares, cosas, personas, sensaciones, emociones me veo en la mejor de mis expresiones y posibilidades? Intenta visualizarlo, sentirlo o percibirlo lo más potente que puedas. Lo creas o no, este sencillo ejercicio, puede ser el inicio de un gran giro para los días por venir. No me lo creas, ponlo a prueba.