Este tipo de roces con Estados Unidos de América definitivamente no perjudican las relaciones que se tienen por dos motivos: el primero tiene que ver con el enorme beneficio que se recibe de manera recíproca en cuanto a alcances comerciales y migratorios; el segundo es una cuestión que tiene una relación directa con la importancia del tema, es decir, una negativa a asistir de forma directa por parte del Presidente no tiene un peso de desprecio cuando el canciller acude en representación.
Lo que sí debemos aceptar es el hecho de que esta seguidilla de desaires y, peor aún, declaraciones desafortunadas podrían mermar la confianza entre dos países que durante muchos años han colaborado de forma eficiente y que se han logrado acuerdos comerciales de enorme calado para ambos países y Canadá incluido.
Las razones esgrimidas por el Gobierno de México para que el Titular del Ejecutivo no acudiera a la Cumbre de las Américas son sumamente cuestionables si tomamos de base el apoyo a países con serios cuestionamientos de autoritarismo y violaciones a derechos humanos de opositores.
Y, sobre todo, del enorme sufrimiento que vive el pueblo de esas naciones día con día, sin embargo, en aras de un respeto entre países esas razones bien podrían mencionarse de forma somera sin hacer un ruido innecesario.
Es precisamente esas estridencias lo que ha generado un ambiento muy poco favorable en el que legisladores estadounidenses han emprendido un ataque directo con una administración que, lejos de responder por las vías diplomáticas, se ha empeñado en confrontar opiniones como si se trataran de posturas oficiales.
Desde luego que siempre velaremos por la unidad, pero no se puede defender lo indefendible, máxime si en ello se vulnera la paz y la tranquilidad del pueblo de México, generando que el canciller, con la enorme capacidad que tiene, en lugar de atender asuntos prioritarios se dedique a trabajar en control de daños ante esas circunstancias.
Por el bien del continente y, sobre todo, de nuestro país, es urgente dar un giro a la diplomacia para fortalecernos institucionalmente y ser el puente de acuerdos en la región.