No existe forma de que se puedan revertir esas cifras atendiendo a puras cuestiones aritméticas, ya que para que eso sucediera deberíamos tener en los próximos meses, prácticamente, ningún homicidio doloso, lo cual resulta muy complicado. Pero peor aún, por cuestiones del desarrollo criminal en nuestro país, esa cifra pinta para aumentar de forma exponencial, ya que ninguna de las estrategias que aparentemente se han implementado ha servido para ello.
De hecho, habríamos de dejar de pensar en cifras, ya que aún con lo impactante y lo útil que es para cuestiones de gobierno, el simple hecho de que haya una persona que pierda la vida de esa forma es un elemento digno de preocupación porque en el fondo existen familias que pierden a un ser querido e imprescindible, además del indicativo de la violencia en alguna región.
Los mensajes provenientes de la administración pública son seriamente confusos en cuanto al combate del crimen organizado se refiere. Ya que, en lugar de aplicar la ley, tenemos un discurso más bien permisivo y sin la fuerza del Estado que se esperaría en estos casos.
Esta vez ya no se trata de administraciones anteriores, ya no se trata de saber si son más o menos muertes con tal o cual Presidente, se trata de un grito desesperado de las y los mexicanos para recuperar la paz que han perdido para sus familias.
Es momento de rectificar el rumbo y pensar en estrategias inteligentes, ya no para revertir algo que parece inevitable, sino para ir forjando un camino que, tristemente, tendrá que ser a mediano plazo y transexenal.
Es momento que la idea de recomponer el tejido social sea más que una estrategia de campaña y se convierta en una necesidad imperiosa, porque ni aún disminuyendo el número de homicidios dolosos la gente tendrá la confianza de salir a las calles y saber que sus hijas e hijos se encuentran seguros disfrutando de sus comunidades.
Por el bien del pueblo de México debemos hacer un alto a las estadísticas para centrarnos en las acciones, ya que al ritmo que vamos en poco tiempo seremos el país más peligroso del mundo aún por encima de aquellos que se encuentran en franco conflicto bélico. Por las familias mexicanas es urgente poner manos a la obra todas las fuerzas políticas y sociales.