La inflación ha tomado un carácter internacional en los últimos meses. En todo el mundo los precios de las mercancías y productos se han disparado de manera inusitada. En nuestro país estamos viviendo una burbuja, como consecuencia de la interdependencia comercial que hay entre naciones.
En particular, la principal economía mundial, como es Estados Unidos, la cual además es nuestro principal socio, presenta niveles no vistos en al menos las tres décadas recientes.
En ese sentido, las autoridades financieras de ambos países han recurrido a las medidas tradicionales como son a través de restricciones monetarias y las tasas de interés para contener el aumento acelerado de los precios. Se trata de acciones acertadas, pero que requieren medidas adicionales como lo ha señalado el presidente de la República.
Esa estrategia debe complementarse lo que implica la colaboración entre países y gobiernos. Por esa razón, el jefe del ejecutivo federal tratará el asunto en su próxima reunión con el presidente Biden para construir políticas comunes que se traduzcan en la recuperación del crecimiento económico con estabilidad de precios.
A nivel nacional, desde el gobierno se ha puesto en marcha un programa en el que participan las autoridades y los propios productores y comerciantes.
Las instituciones como el Banco de México han tomado decisiones correctas el cual tiene la responsabilidad del control inflacionario, así como lo han hecho otras autoridades financieras y económicas y los demás actores que participan en los procesos productivos y comerciales.
Es una estrategia que seguramente demandará ajustes y que exige, entre otras acciones, como lo ha expresado el Presidente López Obrador, aumentar la producción, en especial de los artículos de primera necesidad.
Es una política que necesita mantenerse en el tiempo con una estricta disciplina que asegure el abasto para las familias mexicanas y que permita detener el aumento de los precios en el menor tiempo posible.