Nadie puede estar a favor de las críticas que se hicieron de manera personal contra el hijo menor del presidente Andrés Manuel López Obrador, las burlas e insultos de los que fue objeto por su complexión física son lamentables e injustificables. Dicho esto, hay mucho que analizar.
Las imágenes que se han “filtrado” en las redes sociales del hijo del presidente han salido del mismo círculo de amigos o conocidos de él, nadie más tiene acceso a ese contenido, sólo sus allegados. Si bien no es razón para ejercer una burla, alguien debería preguntarse en ese círculo cercano por qué se dieron a conocer ciertos videos o imágenes.
Un tema condenable en el ámbito personal no debe cambiar el tono de la conversación nacional. Hay demasiados problemas en el país para que desde el aparato del estado y parte del mensaje gubernamental, incluidos gobernantes, dependencias o titulares se enfoquen en ese tema.
El presidente López Obrador y buena parte de su gabinete se han dedicado a insultar a todo aquel que no piense como ellos. Adjetivos y descalificativos les sobran, todos los días desde las redes sociales o incluso desde Palacio Nacional, podemos leer y escuchar alguna oración despectiva en contra de aquel que no piense como el partido en el gobierno.
El llamado a “Con los niños no” debiera ser para todos, incluidos en su momento los hijos de los expresidentes Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. La doble moral de parte del gobierno de Morena y sus seguidores, es que, desde su punto de vista, los insultos son válidos sólo si se lanzan a la oposición.
Aquellos quienes tienen críticas hacia el gobierno, deberían hacerlas con argumentos, que, por cierto, hay muchos para subrayar por las omisiones y pifias de esta administración. Hablar de un menor no es inteligente, criticarlo menos, e insultarlo es una tontería. Mucho qué hacer como país, pues la polarización nos hace justificar bajezas de un lado y otro.