Debido a la pandemia de Covid-19, que aún vivimos, el consumo de drogas sintéticas en el país va en aumento, a más temprana edad nuestra niñez y adolescencia se ve atrapada en el mundo de las adicciones; el confinamiento y la tecnología trajo consigo la compra de sustancias vía aplicaciones móviles.
La atención de personas por crystal domina en 12 estados del país por encima del alcohol y otras drogas como la mariguana, según el Observatorio Mexicano de Salud Mental y Consumo de Sustanciad Psicoactivas.
Datos del Observatorio señalan que en 2013 la demanda de tratamiento por anfetaminas era de alrededor de 9%, para 2020 fue de 30.5%, mientras que por alcohol bajó de 36.1% a 24.5%, es decir, cada vez se internan más personas por consumo de crystal.
La pandemia detonó un repunte en las adicciones en los grupos de edad de 13 a 19 años, pues mientras en 2018 el consumo repuntó 19.3% en este grupo de edad, durante el confinamiento la cifra subió a 39.5%, lo que significa que el aislamiento o estar en casa no frenó el consumo de droga, más bien lo potenció.
Un reportaje realizado por el periódico El Economista da cuenta de las facilidades que hay para adquirir drogas ilegales a través de aplicaciones móviles como chats y mensajería, en donde los vendedores ofrecen un catálogo de drogas (marihuana, cocaína, LSD, pastillas, hongos psicodélicos, fármacos adictivos, entre otros), y las variantes de precios, según la calidad del producto; posteriormente acuerdan el lugar donde se hará la entrega de la mercancía, y ahí se paga en efectivo o por transferencia bancaria.
De tal forma, como dice el reportaje, los narcotraficantes han expandido la venta de dosis pequeñas con el uso de la tecnología, ya que no exponen su identidad ni la del cliente.
La compra y venta de drogas por aplicaciones móviles es más difícil de detectar, ya que no muestran la identidad, ni pide datos de registro y la transacción normalmente lleva entre 30 y 60 minutos, dependiendo en la distancia en que se encuentra la persona encargada de entregar la droga.
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Sin duda alguna la pandemia ha tenido repercusiones de gran magnitud en nuestros niños, niñas y adolescentes, particularmente, en quienes viven situaciones de violencia, sin acceso a la educación y presenta problemas de salud mental como la depresión o ansiedad.
Nuestra infancia y adolescencia están urgidos de políticas públicas eficientes y enfocadas no solo en la prevención de adicciones, sino en disminuir el consumo de drogas sintéticas que cada vez son más accesibles a ellos.