Desde hace unas semanas arrancó dentro de Morena la carrera de sus “corcholatas”, como las llama el presidente Andrés Manuel López Obrador, hacia la sucesión presidencial del 2024.
Ya se sabía que la jefa de gobierno de la CDMX Claudia Sheinbaum y el canciller Marcelo Ebrard estaban en la carrera desde hace tiempo, en los últimos meses se sumó el secretario de Gobernación Adán Augusto López y el senador Ricardo Monreal ya también había manifestado su interés.
De todos ellos, Monreal es quien parece tener menos oportunidad y quien más se ha quejado del proceso interno, incluso ha dicho no estar de acuerdo en el método de encuesta como selección y señaló que no se prestará a una farsa de su partido y hasta amagó con su permanencia en Morena. Habrá que ver si cumple su amenaza de salirse del partido.
Todas las “corcholatas” arrancaron ya su “campaña” que no llaman campaña, pues los tiempos son muy anticipados. Lo mismo vemos a Claudia Sheinbaum bailando o tocando la guitarra, que a Marcelo Ebrard hablando de BTS o subiendo fotos con su perro, Adán Augusto dando su celular a quien se encuentre enfrente y hasta a Ricardo Monreal con su rap. La forzada cercanía que intentan realizar los aspirantes es más voluntariosa que efectiva, en ocasiones penosa.
López Obrador ha dicho que se mantendrá al margen, pero entre líneas vemos que tiene consideraciones especiales con su paisano Adán Augusto López y con Claudia Sheinbaum. Hay voces dentro del gobierno que señalan que el titular de gobernación es la corcholata que AMLO quiere como ganadora, es la continuidad de su pensamiento.
Es probable que los únicos capaces de descarrilar el tren de Morena de cara al 2024 sean ellos mismos. Las divisiones que se ven, las acusaciones entre ellos y los grupos apoyando a uno u otro candidato, harán que la interna de Morena sea muy entretenida. ¿Quién de esos aspirantes se bajará del barco sin pelear? El tiempo lo dirá.
El método de selección de Morena para un candidato presidencial por primera vez se pondrá a prueba, en cualquier otro momento hubiese ganado López Obrador. Por ahora seguiremos viendo a los funcionarios de gobierno haciendo malos chistes, malos videos y malas canciones. Vivimos en los tiempos de las “corcholatas”.