En estos tiempos de cambios radicales y acelerados, es muy importante para nosotros pasar del falso yo, al verdadero yo. Aunque parezca que tendríamos que hacer más gruesa nuestra armadura, más grande la máscara de la personalidad, y nuestras defensas, es justo el desarme de la persona que crees que eres, que no eres, a la persona que realmente eres, que hará que tu yo limitado dé paso a tu YO ilimitado.
Salir de la conocida zona cómoda, realmente quiere decir romper con las programaciones sobre lo que crees que eres capaz de hacer, pues la zona de confort está enmarcada o encerrada por aquello que has llegado a alcanzar en el pasado, más no por aquello que puedes alcanzar en el presente y en el futuro, ¡y ahí es donde radica la clave para que puedas abrirte a tu mejor posibilidad!
La mayoría de las personas nos definimos con base en el pasado y, sin darnos cuenta, nos convertimos así en víctimas del pasado. ¿Qué harías si supieras con toda seguridad que puedes salir de tu zona de confort y ser mil veces más de lo que lograste en el pasado? Atreverse a permitir que emerja la mejor versión de ti, significa hacer consciente el poder de elegir que el pasado sea el factor determinante de tu vida o no lo sea.
Los límites son sanos, pues fijan tu zona no negociable de respeto por ti mismo, pero las limitaciones no son saludables, ya que están hechas de hábitos y patrones en tu cerebro que te limitan y te mantienen atado en tu zona de confort. Tenemos que desarrollar la velocidad de las neuronas, mover la materia gris y la médula en el cerebro para liberar al cuerpo de los grilletes de la zona de confort.
Una excelente manera de ayudar al entorno, a los demás y al mundo, es convertirte en una fuerza para el bien, por medio de la superación de las barreras y limitaciones que se encuentran alojadas en la zona cómoda, floreciendo con salud y éxito, y dando lo mejor de ti. En esta idea, los desafíos, problemas y obstáculos, pueden ser instrumentos para que tus verdaderos colores y esencia, o sea, tu yo más brillante, salgan a la luz.
Nunca te permitas enfrentar un desafío con la peor parte de ti, pues esto es tomar el camino más bajo, con todas sus consecuencias. Delante de un reto, deja salir y elige lo mejor de ti, y verás la enorme diferencia que representa tomar el camino más alto. Todo está en constante cambio, así que las situaciones negativas eventualmente siempre se vuelven positivas.
No hay situación negativa que no conduzca a algo positivo, pero en el camino, debemos aprender a utilizar más de nuestro potencial y menos de nuestras programaciones; más del “puede ser” del presente y menos del “así es” del pasado. Así como los músculos que se ejercitan, debemos poner atención en desarrollar la capacidad de ser mejores cada día, mejores que el día anterior.
El éxito, la fortaleza, el brillo, tienen una explicación científica, no sólo son meros actos de fe, o ideas basadas en supercherías.
Para poder captar el momento justo de tomar las oportunidades únicas en la vida, la mente, el cuerpo y las emociones tienen que estar lo más saludables posible, es decir, en su mejor versión, pues es sólo de esta manera que la conciencia, que es quien capta la oportunidad, puede estar alerta y presente, y con todo su equipo de trabajo: la mente, el cuerpo, el alma y espíritu puestos y dispuestos para desarrollar las oportunidades hasta su máximo potencial.
Aunado a esto, no debes olvidar que parte de lo mejor de ti, es la integridad personal y el cuidado que tengas hacia los otros, y que así, el éxito sea siempre un acto de ganar-ganar para todos los involucrados.
