El fundador del Cartel de Guadalajara, Caro Quintero y una de las personas más buscadas por autoridades de México y Estados Unidos por el homicidio de Enrique “Kiki” Camarena, fue capturado por un operativo de las fuerzas de élite de la Secretaría de Marina y la Fiscalía General de la República después de 9 años en los que estuvo prófugo para la justicia mexicana y la estadounidense que lo consideraban su objetivo número uno en la lista de prófugos del narcotráfico.
Lo anterior es evidencia de que el gobierno de la 4T no establece relaciones de complicidad con el crimen organizado sino que lo combate con principios, eficacia e inteligencia, como siempre debió haber sido.
Con la captura, sin un solo disparo, del líder criminal queda demostrado que el “abrazos no balazos” está lejos de ser un pacto con el crimen organizado y tira la hipótesis de la presunta inacción de AMLO respecto a los capos, contrario al gobierno de Felipe Calderón donde las autoridades del Gobierno sí se coludieron con el crimen organizado.
Cabe destacar que fueron únicamente instancias mexicanas las que dieron con su paradero y lograron su detención pese a ser una de las personas más buscadas por la Oficina Federal de Investigación (FBI) estadounidense, además de la cuantiosa recompensa (20 millones de dólares) que el Gobierno de Estados Unidos ofrecía por la captura del narcotraficante que a sus 69 años llevara más tiempo en activo hasta su detención del pasado viernes 15 de julio.
Ken Salazar, embajador de Estados Unidos en México informó que ningún personal del Gobierno estadounidense participó en la detención del narcotraficante en las inmediaciones de la comunidad de San Simón, municipio de Chiox, Sinaloa, una localidad serrana en los límites con Chihuahua y cercana a la Sierra Tarahumara, donde Caro Quintero, hijo de una pareja de campesinos que tuvo 10 hijos, y primo de Armando Carrillo Fuentes, siempre operó para sembrar y producir estupefacientes.
Recordemos que el 2 de enero de 2007, Felipe Calderón, para tratar de legitimarse luego del fraude electoral, ordenó desde Apatzingán, Michoacán, la participación de las fuerzas armadas en lo que denominó “guerra contra el narcotráfico” que llevó a soldados y marinos a una lucha frontal contra la delincuencia organizada bajo la consigna de “limpiar” sin piedad, como fuera, con el “mátalos en caliente”.
Ante lo anterior, el Presidente ha expresado: “Me dicen que está mal que yo hable de abrazos y no balazos. ¿Ustedes creen que sólo deteniendo a capos se va a resolver el problema? ¡No! El propósito es atender las causas y quitarles a los jóvenes. Esa es la batalla: dejarlos sin ejército de reserva, claro no se logra esto de la noche a la mañana, es un proceso, pero ya se comenzó”.
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El cambio de paradigma en seguridad emprendido por el presidente Andrés Manuel López Obrador demuestra que se acabó la época de los “daños colaterales” que afectaban a la población y sólo generaron más violencia. Con la detención y el operativo para capturar a Caro Quintero no hubo masacres, ni pérdidas de vidas de civiles, ni baños de sangre, sino una estrategia de seguridad federal e inteligencia, lejana también al azar.
Con la detención del capo gana México, gana el Presidente, gana la Fiscalía General de la República (FGR) y ganan las Fuerzas Armadas al demostrar que nadie escapa de la justicia cuando se trata de perseguir el delito. Bajo el gobierno de la 4T no hay escondite posible, y tampoco impunidad para nadie que secuestre y asesine; desde el primer día de su mandato el presidente López Obrador se ha empeñado en contener la violencia del narcotráfico.
Caro Quintero fue detenido en 1985 en Costa Rica y, tras pasar 28 años en un penal de Jalisco, salió en libertad en 2013; días después un juez federal emitió una nueva orden de aprensión en su contra. Desde que fuera liberado en el sexenio de Enrique Peña Nieto, el gobierno de Estados Unidos protestó por la liberación. El arresto del llamado Narco de narcos y el operativo de captura ejecutado por la Marina junto con la FGR dan un nuevo impulso al gobierno de la Cuarta Transformación
El mismo día de su captura fallecieron 14 marinos y uno resultó lesionado tras el desplome de un helicóptero en las inmediaciones de Los Mochis, Sinaloa. La aeronave trasportaba a 15 elementos que habían participado en el operativo que concluyó con la detención de Rafael Caro Quintero. El Black Hawn matrícula ANX-2307era una de las aeronaves que participó en el operativo en Choix, Sinaloa.
El secretario de Marina, José Rafael Ojeda Durán informó que ordenará una investigación para determinar las causas que pudieron ocasionar el accidente
El presidente López Obrador logró lo que Peña no pudo: capturar a Caro Quintero liberado cuando aún le faltaban 12 años de prisión que evadió con estrategias legaloides. AMLO, el mandatario histórico, apuntala cada día más su credibilidad y buen gobierno fincado en la cero impunidad y el castigo a los responsables.
Lamento el deceso de los 14 marinos que respaldaron el operativo para detener a Rafael Caro Quintero, tras el desplome del helicóptero en el que viajaban en las inmediaciones de Los Mochis, Sinaloa y expreso mis condolencias a los familiares.
El secretario de Marina, José Rafael Ojeda Durán ordenará una investigación para conocer las causas del desplome del helicóptero luego de respaldar a quienes ejecutaron la orden de aprensión en contra del capo; en estas operaciones el peligro siempre está al asecho, fueron 14 héroes que perdieron la vida defendiendo a la patria.
En cuanto a la oposición, si no reconocen los aciertos del gobierno federal, mejor que se queden callados; es lo mínimo que tendrían que hacer para dejar a un lado esa estrategia torpe y absurda de ver todo negativo, sin aceptar que se detuvo a uno de los capos más buscados entre los cárteles de la droga.