Un problema creciente para la Zona Metropolitana del Valle de México es la generación diaria de basura en las entidades federativas, alcaldías y municipios que la conforman.
Según investigaciones de especialistas en materia ambiental la acumulación de desperdicios causa contaminación que, a su vez, provoca males a la salud de los cerca de 20 millones de habitantes de esta conurbación considerada la más grande del país.
Para dimensionar este problema, tomemos como ejemplo los casos de generación de basura de dos ciudades importantes del Valle de México. La propia Ciudad de México y Toluca, la capital del Estado de México. Ambas con una actividad industrial y comercial trascendental.
La primera envía 6 mil toneladas diarias de desperdicios a territorio mexiquense a confinamientos que se localizan en los municipios de Ixtapaluca, Cuautitlán Izcalli y Naucalpan, principalmente, según indican autoridades de la Secretaría del Medio Ambiente del Estado de México.
Por su parte, Toluca genera alrededor de 550 toneladas al día de basura, que en su mayoría van a parar los rellenos sanitarios de Zinacantepec, y el resto a San Antonio de la Isla.
Ahora bien, amables lectores, como vemos, la cantidad de desperdicios generados por estas dos importantes ciudades es impresionante. Esta situación provoca una serie de problemas asociados, como son la contaminación ambiental y la aparición de fauna nociva notoriamente dañina para la salud de las personas.
En este sentido, es necesaria la regulación de la manera en que estos desperdicios se transportan y depositan en los lugares indicados para ello.
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A esto hay que añadir que la vida útil de los depósitos de basura no es eterna y hay que analizar desde ahora nuevas alternativas sustentables, de tecnología de punta y amigables con el ambiente para esa actividad, lo que representa obligadamente destinar presupuestos económicos importantes para ese rubro en cada entidad federativa, alcaldía o municipio, pues día a día la cantidad de basura crece y nunca irá a la baja.
Sobre la permanencia de los lugares destinados a la recolección de basura, es oportuno recordar que el tiradero de San Miguel Mimiapan en el municipio de Xonacatlán, Estado de México, fue clausurado el 19 de mayo anterior por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).
En ese sitio se depositaban diariamente 16 mil 159 toneladas de desperdicios. Su cierre ocasionó una cascada de ajustes en la disposición final de los desperdicios de siete ayuntamientos mexiquenses que llevaban su basura allí y ahora lo tienen que hacer en Zinacantepec.
Esos municipios se vieron afectados en sus presupuestos, ante la necesidad de modificar su logística de colección y transporte de basura, e impulsar entre su población la práctica de separación de residuos.
Lo deseable es que con este cierre del tiradero de Xonacatlán no colapse en acumulación de desperdicios en municipios que no estén en condiciones de llevar su basura a Zinacantepec, donde la recepción de desechos se ha triplicado, pues pasó de 150 a 500 toneladas diarias.
El problema de la basura en el Valle de México, por las dimensiones que representa, requiere de la pronta intervención de las autoridades municipales y estatales que conforman esta gran conurbación para llegar a acuerdos y convenios en donde prevalezca la coordinación, programación y financiamiento compartido de los lugares destinados al envío final de desperdicios.
De otra manera, reinará el caos y la saturación de basura en detrimento de la salud de los habitantes.
Hasta la próxima, amables lectores.