La alianza cuatroteísta sabe que no alcanzará las dos terceras partes que se necesitan para su Reforma Electoral absurda en este 2022. Pero no por eso pierden, al contrario: en el intento vuelven a mentir para ganar adeptos y adelantar su discurso populista rumbo a la sucesión presidencial de 2024.
Obvio, ellos saben que la reforma es antidemócrata y autoritaria, ya que propone una nueva organización electoral que permita al gobierno organizar y controlar las elecciones, eliminar a los Organismos Públicos Locales y la representación proporcional en el Congreso de la Unión.
Eso sin contar con el disparate de que sea el pueblo quien elija a los consejeros del INE. Tal y como lo hizo el PRI con la Comisión Federal Electoral desde 1951 hasta 1990, se propone un Instituto Nacional de Consultas y Elecciones que funja como jugador y no como árbitro.
El simple hecho de que estén promoviendo esta reforma es un acto anticipado de campaña, ya que alimenta su fórmula partidista como propuesta salvadora y como uno de los cambios que por fin lograrán el cambio en México, porque ese milagro de golpe es lo que románticamente piensa el pueblo que debe ocurrir: que venga “un salvador” y que haga cosas que “nos salven”, que todo lo arregle de la noche a la mañana. Además, refuerza la polarización social, así como la ignorante discursiva de que en el país hay “buenos y malos”.
Todos los fieles del “mesías”, sin excepción, tienen la encomienda de promover la desaparición del INE, tal y como lo hemos visto en los mítines alrededor del país y como lo vimos con la consulta por la Revocación de Mandato donde, vergonzosamente, funcionarios públicos estuvieron de gira haciendo campaña.
Es el discurso de los recientes infractores de la Ley Electoral (a pesar de las resoluciones del TEPJF). Quienes no lo dicen, tal cual, es porque ya son los rebeldes y no tan “bien vistos” por el titular del ejecutivo.
En esta coyuntura, la atención pública debe concentrarse en los problemas de fondo, en la sangre que a borbotones le sale a México. El objetivo central es que la ciudadanía entienda cuál es la verdadera intención y el verdadero alcance de esta alevosa reforma electoral y, si es necesario, explicar con cuadros comparativos lo que hacía el PRI, el entonces partido más arraigado del mundo, y lo que pretende Morena… que prácticamente es lo mismo. Es la versión reciclada del viejo priismo.
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El INE, antes IFE, es perfectible, pero es más un logro democrático que acumuló años de esfuerzo por parte de académicos, ciudadanos, actores políticos e integrantes de la Sociedad Civil, que lucharon como demócratas convencidos.
Es una Institución con reconocimiento internacional. Es la suma de las verdaderas intenciones de que en el país impere la legalidad y no los intereses de quienes detentan el poder.
Sabios y científicos argumentos de ello son los contenidos en el gran libro “Por qué fracasan los países: Los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza” (Why nations fail: The origins of Power, Prosperity and Poverty, en inglés), donde los economistas Daron Acemoglu, y James A. Robinson, exponen que los países progresan en la medida que logran la consolidación de sus instituciones autónomas y, por supuesto, en la medida que se acercan a la democracia, porque en sí misma implica la manifestación de la voluntad ciudadana y el respeto a la legalidad.
Los morenistas no lograrán imponer la reforma electoral, pero no por ello dejarán de intentarlo, incluso es su intención real en el caso de ganar la Presidencia de la República en 2024.
Sin embargo, es un escenario poco probable, toda vez que, sin recurrir a sus artificios y sin disponer de toda la maquinaria del Estado, la oposición se consolida gracias a nuevos paradigmas, mientras la transformación de cuarta continúa hundiéndose por sus resultados, por sus crímenes de lesa humanidad, por sus intereses mezquinos.
En su museo, la 4T no colgará su victoria, si no su fracaso y vergüenza por intentar destruir uno de los mayores logros de la sociedad mexicana.
La mayoría de los mexicanos estamos convencidos que no dejaremos de luchar porque cada día sean más los que abran los ojos. Nuestra postura está fija.
No caeremos en la trampa y seguiremos exigiendo que, en vez de perder el tiempo con ridiculeces retrógradas, este gobierno de pseudo izquierda den al pueblo los resultados que merece, tal y como se lo exigieron durante su caprichosa consulta por la revocación de mandato: que sigan pero trabajando, que sigan pero con resultados.