Separase de una persona no implica que se le abandona o se le desecha, implica que la relación ya no funciona, que juntos se hacen más daño del bien que se procuran.
Después del sórdido golpe, de atravesar el odio, la rabia, la ira, la tristeza. Después de reflexionar, de hacer la suma de los daños y responsabilizarse cada uno de lo que le toca, aparece un espacio de tiempo donde si uno quiere, puede encontrar como entablar una relación desde otro lugar.
Cuando una relación se rompe, se vive siempre como un fracaso. Da igual quien haya tomado la decisión. Al principio hay una etapa de negación y confusión, se atraviesan quizá sentimientos de tristeza, ira, cólera, y también se cruzan los de melancolía.
Aparecen las canciones, películas y pequeños detalles que te llevan al pasado, duele el pecho, aparecen suspiros largos y te roba el sueño.
Cada emoción juega un papel primordial para preparar el terreno de lo que sigue. Son mecanismo de defensa con los que contamos para salir adelante y, darnos impulso para comenzar a reestructurarnos y, poder encontrar como cerrar la historia.
Hablamos de lo mal que lo pasa alguien cuando le dejan, y a quien toma la decisión, se le atribuye la etiqueta del malvado de la película.
A veces hay quienes, para protegerse, entran en un estado de frialdad para no dejar pasar las emociones y poder hacerlo más fácil.
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De pronto, a muchos les pasa que la euforia se abre paso generando una sensación de estabilidad. Un día se despiertan y toda esa tristeza e ira previas, dan paso a un subidón de energía. Parece que atrás se quedan los días de apatía y comienza la época de ponerse metas.
Es frecuente que aparezcan las parejas de transición, con las que frecuentemente no se genera un vínculo emocional. Esto puede ser un mecanismo de defensa.
Si no has hecho un periodo de duelo, de reflexión, de reestructuración; de estar un tiempo solo, como para darte cuenta de qué ha pasado; que puedas encontrar qué aprendiste; que veas qué de todo lo que pasó, es tuyo; que puedas preguntarte ahora hacia dónde vas… es muy probable que te enredes en un engrudo emocional.
Tras ese tiempo; distinto para cada quien, aparece la calma y ves las cosas desde otro lugar.
Incluso, puede que haya llegado el momento en el que puedas establecer una relación de amistad con tu ex, y sería muy nutricio, si además hay hijos en común.
Se pagan facturas sin duda, cuando se atraviesa por una situación para terminar una relación, nos hacemos daño aunque lo hagamos lo más amorosamente posible. Si hay hijos a estos les duele.
Es importante recordar, uno no abandona o desecha a la otra persona, aunque el dolor impida verlo así. En las relaciones de pareja, es a la relación a la que uno renuncia.
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