Tener una emergencia económica no se le desea a nadie, mucho menos cuando involucra la salud o necesidades básicas para la familia. Una necesidad de ese tamaño tampoco debería ser aprovechada por la delincuencia para montar un negocio ilegal e inmoral.
De acuerdo con las primeras cifras que han identificado las autoridades de seguridad federales de nuestro país, más de 600 aplicaciones se estarían utilizando para ofrecer supuestos préstamos rápidos que terminan en fraude y acosos a quienes los solicitan.
En un país desconfiado, las instituciones financieras privadas no logran llegar a la mayoría de sus usuarios potenciales y por ello deben cobrar altas comisiones en el caso de que sus clientes no puedan cubrir con sus obligaciones de crédito.
Si no hay posibilidad de pedir un préstamo a un banco o resulta muy caro, los mexicanos recurrimos a un familiar, a un amigo o a un proveedor para conseguir el dinero que nos hace falta.
Ese tampoco es un remedio y, en tiempos de escasez, una oferta que parece atractiva para obtener una cantidad económica se vuelve una solución, aunque sea temporal.
Muchos grupos de ciberdelincuentes han encontrado un nicho entre los “neobancos” para engañar y enganchar a muchas personas con necesidad de dinero, para después acosarlos y extorsionarlos.
Recordemos que la extorsión es un delito que se ha vuelto masivo, gracias al factor de la sorpresa que aprovechan los delincuentes dedicados a ella. Si el extorsionador logra hacerte creer que alguien cercano se encuentra en peligro, tiene una urgencia o tú estás en riesgo, rápidamente te puedes encontrar en una situación de vulnerabilidad en la que harás todo lo que esté a tu alcance para evitarla.
PUBLICIDAD
Montar deudas falsas es una nueva modalidad de este tipo de crimen, al que se le suman todos los trucos imaginables para forzar a un pago por un préstamo que no se solicitó o que no era real, pero ahora hay que pagar con dinero contante y sonante.
Sé que dar consejos cuando estamos en un momento de extrema necesidad es complicado, pero nunca debemos permitir que lo urgente sobrepase lo importante, porque eso nos vulnera y no puede convertir en víctimas de un delito.
Ningún préstamo o crédito tiene pagos mínimos contra la cantidad solicitada, cero requisitos o garantía de que será pagado en el futuro.
Solo aquellos que ofrecen las instancias sociales y económicas del gobierno de México cuentan con un esquema de otorgamiento a la palabra que también tiene su sistema y sus requerimientos. Todos los demás, si no suenan lógicos, entonces estamos ante una potencial estafa.
Ahora, si ya nos encontramos enganchados con alguna de estas organizaciones detrás de una aplicación, hay que denunciar. Cualquier amenaza de perjudicarnos a través de difamar, mentir o hacernos daño físicamente, es un delito y está claramente tipificado.
Acudamos al 088 y al 911 para alertar a las autoridades de seguridad, igual que a nuestro entorno para que nadie caiga en las redes de criminales que mudan su operación al ciberespacio, porque pueden sorprender de manera más directa, sencilla y sin invertir en los costos que implica delinquir en el mundo real.
Cada vez que la tecnología avance y se masifique, es posible que lo hagan al mismo ritmo las formas en que aquellos que buscan afectarnos intentan cometer nuevos delitos. Nos les demos la oportunidad.
La mejor seguridad que podemos tener es la prevención y no se trata de un asunto de desconfianza, sino de advertir que una oferta demasiado atractiva tiene que verificarse, mucho más una que involucra dinero, porque si bien las mejores cosas de la vida son gratuitas, hay muchas que no lo son y cuando ambas se mezclan debemos estar atentos. Nada más.