Poner un alto a la violencia

Poner un alto a la violencia
FOTO: GENARO NATERA /CUARTOSCURO.COM

Reducir la violencia implica que la mayoría de nosotros no toleremos ningún acto que la involucre, que denunciemos cuando vemos o sabemos algo que esté relacionado con un delito o con una conducta antisocial. Pedir, desde la sociedad, que la violencia se combata con más violencia es perpetuar un círculo vicioso que nos daña a todos.

Erradicarla es un proceso que a veces se nos olvida que lleva tiempo e inicia con cambios puntuales en nuestra conducta respecto de lo que consideramos normal, o peor, inevitable en la convivencia diaria.

Sé que tuvimos años en los que nos acostumbramos a evitar la responsabilidad civil de señalar lo que nos afectaba, precisamente porque no había confianza en la aplicación de la ley y el crecimiento de la impunidad a favor de quienes hicieron del crimen una industria tristemente próspera.

Pero no olvidemos que también fuimos nosotros, una mayoría, la que decidió tomar decisiones de elección popular para modificar un rumbo que había probado su ineficacia y explica las situaciones que vivimos hoy.

Ciudades y municipios no se tornan inseguros de la noche a la mañana y, lamentable como se lee, tampoco sucede sin la complicidad de autoridades y de personas que asumen una actividad ilegal como fuente de ingresos fáciles, aunque eso signifique perjudicar al resto.

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Solucionar este inmenso reto significa impedir que la violencia prospere y que quienes la fomentan encuentren poca resistencia o miedo en nosotros. Nadie debe tratar de ser un héroe a costa de su propia integridad, pero sí estar consciente de que la falta de actuación permite que la delincuencia siga adelante.

Es precisamente cuando hay una sociedad organizada, bien comunicada y coordinada con las instituciones que hemos diseñado, que el crimen tiene límites en su operación. Mirar hacia otro lado, pensando que alguien más hará lo que nos corresponde es crear un vacío que ya hemos visto que se llena de lo que más nos afecta.

La denuncia puede ser anónima para evitar represalias, existen plataformas públicas en las que compartimos todo tipo de información y tratamos cientos de temas, que pueden servir para alertar de situaciones incorrectas, advertir de posibles agresiones y prevenir modalidades de delitos que serán cometidos, si los dejamos pasar, en contra de nuestros seres queridos y de nosotros mismos.

La oportunidad que tiene el crimen para sembrar violencia se basa en la seguridad de que pocos o nadie harán nada para impedirlo, lo que pone en riesgo a miles de personas que dedican su vida a proteger y hacer cumplir la ley. Por experiencia propia puedo asegurar que las principales instituciones de seguridad están integradas de mujeres y de hombres comprometidos y honorables que ponen su vida en la línea para ayudar en muchas ocasiones a ciudadanos que desconfían de ellos y los rechazan.

En el plano del combate a la violencia y el delito, los ciudadanos estamos del lado de las autoridades y no del crimen. Es un mito que hay una identificación con quienes hacen un negocio de afectarnos. Puede haber temor, sin embargo, estamos obligados a cumplir con nuestro deber civil y cerrarle el paso a los que tratan de convencernos que son dueños de espacios que solo pertenecen a la sociedad.

Suena a lugar común escribir que los bienintencionados somos mayoría, y es así, que no se sienta esa diferencia numérica es porque no estamos coordinados de mejor manera y tampoco nos estamos enfocando en señalar cualquier aspecto negativo que presenciamos.

Contamos con instituciones que tiene la misión de construir la paz y no debemos sustituirlas, como tampoco éstas pueden cumplir con su labor si no cuentan con el respaldo ciudadano y nuestra confianza. Poner alto a la violencia empieza con nosotros, no dando oportunidad de que nos arrebaten la paz y la tranquilidad, haciendo las denuncias y generando la confianza necesaria en quienes están ahora de nuestro lado para reducir la agresión en todas sus etapas.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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