Desde hace muchos años, el tema que más preocupa a la ciudadanía se refiere a la seguridad y, a partir de que de manera absurda se declaró una guerra a la delincuencia organizada, la violencia en diversas regiones del país también es tema de atención.
De ahí que desde el 2018 se haya revisado y rectificado la estrategia para recuperar la paz y la concordia entre los mexicanos.
Asociada a estos problemas nos encontramos que las instituciones responsables de la seguridad estaban gravemente corrompidas y los estados y municipios no cuentan con las estructuras ni el personal necesarios para resolver ese enorme reto.
De ahí que se requiera de forma indispensable la acción del Estado mexicano en su conjunto. Se trata de una tarea que nos involucra a todos, en especial a los tres poderes de la Unión y a los tres órdenes de gobierno. De esa forma, en 2019 desde el Congreso y con base en una iniciativa del Presidente de la República se creó la Guardia Nacional.
La persistencia de hechos violentos en algunas zonas del país exige que ahora demos un paso adicional. Por eso, el Jefe del Ejecutivo, Andrés Manuel López Obrador, proponga profundizar el trabajo de la Guardia Nacional y avanzar en su profesionalización con estricto apego a la Ley y a los Derechos Humanos.
En ese sentido, conviene esperar a conocer con detalle y sin hacer especulaciones por adelantado el contenido y alcances de la decisión presidencial.
Debemos tener plena confianza que se trata de una acción patriótica y responsable que permitirá garantizar la existencia y la labor de una institución que requiere permanencia, capacitación y disciplina, pero sobre todo blindarla ante los embates de la corrupción o las intenciones de desaparecer a una institución clave para la seguridad de las y los mexicanos.