Para leer con: “Smoke Gets In Your Eyes”, de The Platters
Los diccionarios mienten: no saben adaptarse a la celebración del tiempo en un momento en el que es imposible hacer una lectura lineal de la realidad.
Por eso, y como cada día es una oportunidad para jugar a ser rey chiquito, salvemos la dignidad replanteando significados y tendencias.
Cortina de humo – Vieja treta de políticos oscuros para desviar la atención pública de los temas a los que tienen derecho los ciudadanos y deberían recibir detalladas cuentas. Engaño mediante el cual se disimula una realidad con rostro de niño y voz sorprendida. Inspiración tomada a partir de una táctica militar en la que se usa humo para impedir que el enemigo tenga visibilidad, incluso de sus propios pasos.
Avión presidencial – Fuego artificial favorito y emblemático que fue usado para que los ojos públicos evitaran fijarse en las críticas a José Ramón López Beltrán. Dado el éxito del disparate, se usó hasta el hastío.
Detención de alto nivel – Mecanismo en el que se sube el volumen luego de atrapar a una persona que todos saben, ni tiene responsabilidad total del evento, ni se hace justicia con ello. Los genuinos responsables, de plácemes.
Insultos – Síntoma de desesperación o bajísimo nivel de interlocución, cuando se llega al insulto y la descalificación, un elemento más en el arsenal que distrae a la gente y, por lo mismo, conviene cuando un gobierno ha sido todo, menos eficaz.
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Médicos cubanos – Disparate de ocasión con el que se sobajó también a los médicos mexicanos.
Mafia - Espejo de la representación teatral en la que se ha metido solo.
Desigualdad - Consecuencia del publicitado bienestar.
Exabruptos internacionales – No importa si el bravuconeo cruza fronteras al grado de retar la vigencia de la Estatua de la Libertad. Si el objetivo es distraer con ocurrencias, pasan dos cosas: 1. Es evidente que hay discusiones de fondo harto más relevantes como la inseguridad fuera de control, un sistema de salud en ruinas o la economía nacional sin rumbo. 2. Solo un ingenuo o alguien que se beneficiará directamente de hacerlo, aplaudiría y seguiría la corriente de ocurrencias que son, por ponerlo en términos diplomáticos, penosamente ridículas.
Corcholatas – Animalitos de un circo que es adelantado para que no se vea la peste que hay sobre él. En lo más hondo de ellos está la certeza de que la decisión ya está hecha, pero hay que seguir dando piruetas porque pueden correr el riesgo de enojar al domador. Muestra de la profunda insensibilidad de las prioridades nacionales al grado de adelantar prácticas priístas que está demostrado que dañan al país y a la cultura política en múltiples frentes.
Crítica – Kryptonita para el ego y la mente que se autoaplaude.
Paleros – Espontáneos que optan por dinero en lugar de su reputación, al camuflarse como periodistas y rendir pleitesía a las cortinas de humo y al bombo y platillo.
Víctima – Papel favorito del ego para quien manotea porque se trata de su fiesta.
Carrera electoral – Fondo de la cortina de humo.
Descalificación – Otra táctica de la víctima para señalar un peligro exagerado, solo existente en la mente del que se tira al suelo para patalear. En realidad, una artimaña para bajar el volumen de voces críticas y navegar en aguas hechas a modo.
Poder – Véase Carrera electoral.
Ocurrencia – Política de estado y emblema del sexenio que prometió, al menos, ser serio.
Dinero – Véase Poder.
Complot – Prehistoria y ensayo de las cortinas de humo actuales que constan en repetir y ejecutar el mantra: “Deslindo, me victimizo y me salgo con la mía”.
Encubrimiento – Manipulación por conveniencia que tarde o temprano se saldará.
Pueblo bueno – Conjunto de personas a las que se les quita una importante parte de sus ingresos para que sean empleados en caprichos y campañas partidistas.
Imposición – Mentalidad autocentrada con la que se despierta y se duerme, para no solo dictar la agenda de discusión, sino para también pensar que se pueden borrar los temas que no convienen.
Descrédito – Resultado natural de usar cortinas de humo. Además de enojo, decepción, desengaño, hartazgo, polarización y una gran pérdida de tiempo.