Todos los días recibimos en nuestros dispositivos móviles varias llamadas de bancos, empresas telefónicas, agencias de viajes o de algún tipo de oferta de supuestas empresas, que sin saber cómo, tienen nuestros contactos y muchas veces varios de nuestros datos personales.
Además de lo molesto que resulta la insistencia de las llamadas, que en ocasiones puede llegar a más de una decena en menos de 24 horas, resulta alarmante la falta de regulación por parte de las autoridades para la protección de los usuarios de dispositivos móviles y sus datos personales.
En la mayoría de los casos nunca autorizamos que se proporcione nuestra información a estas empresas, tampoco pedimos que se nos llame de manera insistente y menos que sea en horarios indeseables o en fines de semana. Es común que incluso antes de las 8 de la mañana o después de las 10 de la noche sigamos recibiendo llamadas de números desconocidos.
Las estrategias de venta de las empresas han rebasado los límites, han trasgredido nuestra privacidad y se han convertido en un dolor de cabeza en nuestro día a día. Hoy no solo recibimos llamadas de manera reiterada, sino también mensajes vía WhatsApp, Telegram o SMS, una invasión total en nuestros propios dispositivos.
A pesar de que la Condusef informa sobre cómo evitar este tipo de llamadas, ya sea vía presencial en sus oficinas, por telefóno o en su página de internet, no es suficiente. Por un lado los usuarios de los teléfonos móviles no disponemos de tiempo para estar levantando denuncias, por otro, siempre hay un número distinto del que se recibe una llamada, ahora incluso de los “números privados”.
Sería deseable que la Profeco o la Condusef sancionen a las empresas, bancos o agencias que insisten en este tipo de llamadas o mensajes. Todos los usuarios de telefonía hemos recibido este tipo de comunicaciones, no parece muy difícil hacer una investigación al respecto y sancionar, ojalá esto se hiciera.