¿Te haces la víctima?

Violencia de género.
Foto: Dreamstime.

Quejarse excesivamente y de forma cotidiana buscando la conmiseración de los demás pareciera que se está poniendo de moda en nuestra sociedad. Y este rol de hacerse la víctima de forma sistemático es un patrón de comportamiento es sumamente dañino para las relaciones humanas, porque afecta severamente los vínculos afectivos tanto de quienes actúan como víctimas como de quienes tienen que padecer las aristas de esta manera de ser.

Pero, por principio de cuentas, ¿qué tipo de personas suelen hacerse las víctimas y cómo los podemos identificar para poder evitarlos y, a su vez, no acabar siendo víctimas de ellos? ¡Vaya paradoja!, ¿no les parece?

Los individuos que abrazan el victimismo como un modus vivendi, por decirlo de cierto modo, adoptan un rol constante de víctimas ante cualquier tipo de situaciones. Además son sumamente pasivos y evitativos ante los problemas que se les presentan y todo el tiempo se la pasan culpando a los demás por aquellas situaciones negativas de las que deberían responsabilizarse y resolverlas.

Quien se victimiza por lo regular es incapaz de poder ver objetivamente las situaciones conflictivas y, al mismo tiempo, asegura que el mundo entero está conspirando para ponerse en su contra.

Además, esta es una circunstancia muy importante, aquellos que se hacen las víctimas al mismo tiempo son personas sumamente astutas frente a los demás porque se vuelven expertos en sacar ventaja de las situaciones que ellos mismos crean, por lo que terminan siendo sumamente tóxicos para aquellos que están a su alrededor.

Los victimistas son sujetos que evitan a toda costa salirse de su zona de confort, ya que prefieren no tomar decisiones complejas o tomar acción de aquellas situaciones en las que podrían mejorar sus vidas. Resumiendo: Las personas que se hacen las víctimas son de naturaleza irresponsable.

¿Y cómo identificamos a una “víctima? Es simple. Por principio de cuentas son personas que todo el tiempo están buscando llamar la atención de los demás y que en lugar de buscar ayuda o empatía legítimas, prefieren despertar la compasión de quienes los rodean y al mismo tiempo se hacen los desvalidos.

PUBLICIDAD

Esto tiene su origen desde la infancia, cuando los padres sobreprotectores no permiten que sus hijos resuelvan sus problemáticas cotidianas y siempre están interviniendo para salir en su auxilio y ayudarlos.

También, repito, son muy irresponsables, porque conscientemente evaden afrontar los problemas e intentar solucionarlos; además, permanentemente se la pasan culpando a los demás de las desgracias que les ocurren, lo que indudablemente se convierte en un papel muy cómodo de interpretar. Y, obviamente, una “víctima” siempre se está quejando, es su dinámica favorita, la cual adereza con la exageración.

Igualmente, las “víctimas” suelen solicitar la ayuda de los demás de dientes para afuera, porque en realidad lo que desean es que sus problemas no se resuelvan, porque apenas eso ocurra ellos dejarán de victimizarse y la atención de los demás se centrará en otras cosas.

Además, no podemos olvidar que este tipo de personas son sumamente rencorosas, son chantajistas emocionales por naturaleza, carecen de asertividad y de confianza en sí mismos, y todo el tiempo cargan con pensamientos y actitudes pesimistas y negativos.

Si te gusta hacerte la víctima, ¡por favor cambia tu actitud! Pero si convives cotidianamente con alguien que gusta de hacerse la víctima, lo mejor es que te alejes de esa persona cuanto antes.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

Tags

Lo Último