Tras el lamentable atentado que sufrió la vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner y el terrible asesinato del ex primer ministro de Japón, Shinzo Abe, queda en evidencia la vulnerabilidad que enfrentan todos los ciudadanos en el mundo, incluyendo a actores políticos, como representantes sociales y líderes de opinión.
Es pertinente recalcar que cada país cuenta con un contexto social, económico y político particular, por lo que resulta imposible homologar los protocolos de seguridad que se deben mantener para cada nación.
Lo que sí es más que claro es que todos los actores visibles en una sociedad sufren ataques por las olas de inseguridad y por parte de quienes difieren en su forma de pensar o actuar.
En México por ejemplo, uno de lo sectores que más sufren de ataques en contra de su integridad, son los periodistas.
En lo que va de 2022 han sido asesinados 15 periodistas y suman ya más de 60 en lo que va de la presente administración. De manera crítica y desgarradora, estos crímenes se perpetuan solo por el hecho de ejercer el derecho a informar, lo que los hace mucho más graves. Ejercer esta profesión se ha convertido en un riesgo para ellos e incluso para sus familias.
Los ataques en contra de líderes políticos no debe dejar de preocuparnos, es necesario analizar la realidad que vivimos en nuestros países en todos los ámbitos.
Actualmente en el nuestro, estamos viviendo la peor crisis de inseguridad al registrar tan solo en el presente sexenio, más de 124 mil asesinatos y más de 35 mil personas desaparecidas.
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La poca acción del gobierno del presidente López Obrador, aunado a la falta de estrategia para lograr mayor seguridad para los ciudadanos, demuestra que no existen condiciones para acabar con la inseguridad en el país y contrario a esto, hay una tendencia alarmante al retroceso.
Más allá de representar a un sector, portar un cargo público o ser líder de opinión, todos los ciudadanos deben gozar de garantías plenas que les permitan ejercer su profesión o manifestar sus ideas libremente.
Al asegurar que todos los ciudadanos se sientan seguros, el gobierno habrá cumplido con su encargo. Lamentablemente eso con la presente administración, está muy lejos de cumplirse.