El artículo 3º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, establece que toda persona tiene derecho a la educación. Es un derecho humano que de acuerdo con la Declaración Universal de los Derechos Humanos tiene, entre otros objetivos, el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales. Las niñas y los niños así como las y los jóvenes de México se merecen una educación de calidad, no experimentos.
En nuestra Carta Magna está previsto que “los planes y programas de estudio tendrán perspectiva de género y una orientación integral, por lo que se incluirá el conocimiento de las ciencias y humanidades: la enseñanza de las matemáticas, la lectoescritura, la literacidad, la historia, la geografía, el civismo, la filosofía, la tecnología, la innovación, las lenguas indígenas de nuestro país, las lenguas extranjeras, la educación física, el deporte, las artes, en especial la música, la promoción de estilos de vida saludables, la educación sexual y reproductiva y el cuidado al medio ambiente, entre otras.”
Sin embargo, el nuevo plan de estudios para la educación preescolar, primaria y secundaria de la Secretaría de Educación Pública, divulgado en el Diario Oficial de la Federación del 19 de agosto de 2022, formaliza la desaparición de las asignaturas y en su lugar quedan establecidos los siguientes campos formativos: saberes y pensamiento científico; ética, naturaleza y sociedades; de lo humano y comunitario; y lenguajes.
Por otro lado, este nuevo plan es ambiguo respecto a si los grados escolares desaparecen o no y cuándo y además, ahora los docentes serán los responsables de elaborar los contenidos. La pregunta es si ya cuentan con la capacitación adecuada.
A todas luces se puede apreciar, que el gobierno de López Obrador, para la elaboración del plan de estudios, únicamente se basó en consideraciones políticas, se hizo con prisa y el impacto pedagógico y técnico no figuran en el mismo.
Por si fuera poco, se omitió establecer acciones encaminadas a combatir el rezago educativo que existe en México consecuencia de la pandemia de COVID-19. Tristemente el único objetivo del presidente y su gobierno es adoctrinar a niñas, niños y adolescentes, en perjuicio de sus derechos humanos pues tampoco se observa algún programa de capacitación para maestros quienes deberán implementarlo. El gobierno no evaluó y peor aun ignoró por completo las necesidades de las y los estudiantes.
Por otro lado, tal y como lo ha mencionado la sociedad civil organizada, este “plan” improvisado de estudios, contiene varios elementos que pueden ser contraproducentes para los estudiantes. Realmente es frustrante ver que la necedad que caracteriza a los integrantes del gobierno les impide ver o más bien aceptar, que una educación de calidad resulta fundamental para poder alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible y que ante la posibilidad de contar con una educación de calidad automáticamente los estudiantes contarían con mayores posibilidades de romper con el ciclo de la pobreza. La educación reduce la desigualdad. Esto a López Obrador le da exactamente igual, una demostración más de que la infancia y juventud mexicanas no le interesan. Así lo demuestra a 4 años de gobierno. #4AñosSinCumplir Al tiempo…