Un lastre es sinónimo de obstáculo, entorpecimiento o carga. Por esto es que se dice ¡libérese de sus lastres! Porque son todas aquellas situaciones, relaciones, acciones, costumbres, creencias, que, en lugar de favorecernos, nos perjudican. Salga de su zona cómoda para poder deshacerse de sus lastres, pues sin este paso, no se puede.
Piense más allá de lo superficial, aventúrese a sentir, percibir y comprender más lejos de lo que ha estado habituado. Haga una revisión en forma de listado de todo aquello que, cuando piensa en ello, se siente, tal cual, como una piedra en el pecho, o un costal en la espalda.
No se juzgue ni se censure al hacer este conteo. Pueden ser personas, lugares, eventos o actividades, a las que ha estado usted sumamente apegado pero que no significa que sean lo más sano para usted, puesto que, si le pesan, duelen, lastiman y atan, hay mucho trabajo por hacer.
Dejar un lastre no necesariamente es literal, por ejemplo, si su trabajo le pesa, no quiere decir que renuncie mañana mismo, sino que debe primero reconocer que, para usted, el trabajo que tiene significa una carga y no una satisfacción, para que entonces comience a moverse.
Recuerde que el primer paso de todo proceso de cambio para mejorar, comienza con la aceptación. Mejorar, significa en gran medida soltar los lastres que traemos cargando desde hace muchísimo tiempo, pues, con este simple hecho, muchas cosas, oportunidades, personas, relaciones, situaciones y más, llegarán a ocupar el espacio que dejen los lastres que estamos tirando.
Para soltar los lastres es fundamental que trabajemos en el sentimiento de culpa, pues este no es natural. Ningún bebé siente culpa por llorar, botar o rechazar algo que le lastima. La culpa es una creación humana que no es parte de la naturaleza. Avanzar con éxito en la vida, depende mucho de la capacidad que desarrollemos para soltar lastres. Comience por lo básico para hacer este trabajo de limpieza.
Por ejemplo, si su cuerpo le está diciendo desde hace tiempo que su alimentación o sus hábitos de sueño y descanso, son malos, claramente esto es un lastre para usted. Puede ser que desde muy joven haya adquirido estos hábitos en el seno de su familia, por eso es que hay que trabajar con la culpa, ya que muchas veces los mantenemos por ser leales a los también malos hábitos, pero de nuestro clan.
Si no le son funcionales, si le ocasionan problemas, si entorpecen su vida, su salud, sus logros, sus avances para mejor, reconózcalos como lastres. Después, prosiga con las creencias aprendidas, que son un poco más difíciles de desarraigar, pero no imposibles.
Si le limitan, le constriñen, le hacen sentir inferior, incapaz, o insuficiente, claramente son lastres. Recuerde que lo que es bueno para otros, no necesariamente es lo adecuado para usted, por eso hay que verificar si lo que creemos con tanta furia nos expande y libera o nos encarcela y empequeñece.
Así vengan de su propia familia, no es malo deshacerse de estas cargas cuando nos hacen daño, al contrario, todos nuestros ancestros también se liberan, pues quiere decir que a usted le fue dada la gracia de mejorar la forma de hacer las cosas. Recuerde que para que lo nuevo llegue a nuestra vida, primero y por ley física, debemos deshacernos de los lastres viejos.