Todos sabemos que en diversas regiones del país la seguridad pública se ha convertido en una de las mayores demandas sociales. Por tanto, requiere de la colaboración y de la acción conjunta del Estado mexicano. En ese sentido, en casi cuatro años de funcionamiento, la Guardia Nacional se ha ganado el aprecio ciudadano, así como se ha convertido en un instrumento de seguridad esencial que es requerido por las autoridades estatales y municipales.
Su nueva adscripción permitirá cumplir con el objetivo de la estrecha colaboración que debe existir entre las instituciones relacionadas con la seguridad. La Guardia Nacional será coordinada por la Secretaría de la Defensa Nacional. Sin embargo, se mantendrá su carácter civil, ya que funcionará con base en la Estrategia Nacional formulada y bajo el control de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.
La decisión del Congreso, al aprobar la iniciativa del Presidente López Obrador, permitirá que la Guardia Nacional mantenga los más altos estándares profesionales, pero sobre todo se garantizará mayor disciplina y el respeto a los derechos humanos.
Ahora, será una instancia especializada en la que habrá una mejor coordinación operativa y administrativa. En este sentido, es fundamental preservar los derechos laborales y de seguridad social de cada uno de los integrantes de las fuerzas armadas.
El mando de la Guardia Nacional mantendrá su carácter civil, ya que el país es gobernado por autoridades civiles. En ese sentido, hay que destacar que el Presidente de la República es un civil que a su vez es comandante supremo de las fuerzas armadas.
Nos encontramos en el momento de consolidar legalmente a una institución que ha mostrado sus ventajas y, por ello, es necesario fortalecer su operación y administración a través de una institución reconocida por su capacidad, profesionalismo y lealtad a México, como es la Secretaría de Defensa Nacional.