De acuerdo con el INEGI la edad promedio en México es de 27 años, dentro del padrón electoral son 14,800.000 jóvenes entre 18 y 29 años y son más del 30% del total si se suman los menores de 39, se sabe que a los 18 años votan por primera vez y luego pierden el interés y su nivel de participación va siendo menor.
Según un estudio de la organización internacional Luminate, realizado a jóvenes llamados centennials, de México, Argentina y Brasil, señala que en su mayoría no están interesados en la política ni se identifican con algún partido, se informan por lo que dicen los infuencers más que por los medios tradicionales, porque dicen que son noticias más amenas, “como chismes y menos alarmantes”. La mayoría prefiere evitar el tema de la política con sus amigos en las redes y familiares, para que no se les identifique con algún partido o grupo.
El mismo estudio señala que prefieren involucrarse en causas de justicia social, cuestiones ambientales y en defensa de animales, son la generación que nació ya en un México democrático pero que ha escuchado las arengas en contra del sistema electoral desde 2006 a la fecha, han padecido las campañas políticas de desprestigio desde hace 15 años y en general no han visto cumplidas las promesas de campaña; lo que contribuye a su desencanto por la política electoral.
Les preocupa según otro estudio realizado por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que en las elecciones exista la presencia del crimen organizado, la compra y coacción del voto, que se les amenace de que se cancelarán los programas sociales si no votan como les dicen, confían en las autoridades electorales, pero perciben que ante estos hechos son omisas o poco pueden hacer.
En la Cámara de Diputados los jóvenes de 22 a 37 años son el 12%, la edad promedio es de 51 años, en la de Senadores solamente son 13 de 128. Para acercarlos a la política, se ha planteado para el próximo proceso electoral 2023-2024 tener una cuota joven como la que se tiene para grupos subrepresentados, como comunidades indígenas, o migrantes; el reto será atraer a este sector de la población que sin duda puede definir la elección presidencial.
Por quien votarán es un misterio, dentro del grupo de menores de 29 años, algunos son beneficiarios de programas sociales, algunos tienen empleo pero mal remunerado; algunos son víctimas del crimen organizado, otros no están de acuerdo con la política energética que no cuida el ambiente así como algunos también seguramente seguirán confiando en la 4T; quien logre acercarse a los jóvenes tendrá sin duda una buena ventaja.