La Organización de las Naciones Unidas tiene como una de sus principales misiones el mantenimiento de la paz. Ello implica que todos sus miembros contribuyan con sus ideas, propuestas y voluntad a ese propósito.
En el caso de México, además nuestra constitución establece como parte fundamental de la política exterior la solución pacífica de las controversias y la proscripción del uso de las armas.
De ahí que la propuesta que el Presidente López Obrador que presentó el 16 de septiembre, en ocasión de la celebración de nuestra vida independiente, y que instruyó al Secretario de Relaciones Exteriores exponerla en el seno del Consejo de Seguridad y en la Asamblea General de la ONU tenga pleno sentido.
Lamentablemente el conflicto armado que ocurre entre Ucrania y Rusia ha traído como consecuencia la muerte de muchas personas, así como el desplazamiento de otras, lo que ha causado la preocupación de la comunidad internacional, así como las consecuencias de carácter económico que están sucediendo en todo el mundo.
Ante esta penosa situación, no hay forma de justificar ninguna guerra, México ha sido fiel a su tradicional política exterior humanitaria y pacifista. Todos los esfuerzos que se lleven a cabo para que en el mundo impere la paz y la seguridad son encomiables.
En particular, la propuesta mexicana para que el Papa Francisco y el primer ministro de la India sean mediadores para reforzar el trabajo que está realizando el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres.
Asimismo, se trata de formar un comité de paz de ese organismo que permita terminar con la guerra y que la ayuda humanitaria pueda llegar oportunamente a todos los habitantes de Ucrania.
La delicada situación que atraviesa la paz mundial obliga a que todos los integrantes de esta comunidad participen y aporten sus propuestas por el bien de todos.